Unos 15.000 españoles en las gradas del Zentralstadion de Leipzig y buena parte del país pendiente del televisor para ver cómo el combinado nacional irrumpía en el Mundial de Alemania con un contundente 4-0 a Ucrania, debut inédito en la historia de la selección y una cita, un hito en el que tampoco faltó el color, el sabor y el respaldo extremeño.

Sin Morientes en la roja por decisión de Luis Aragonés, la representación extremeña ha quedado relegada a la camiseta que cada partido se enfunda la afición, la del número 12. Varios grupos de seguidores extremeños se hicieron notar en las tribunas y fondos del remozado estadio alemán, todos atabiados y acicalados de rojo y gualda, con mensajes de apoyo a los jugadores y con la bandera extremeña ondeando sobre territorio germano, siempre con el nombre de su localidad de origen bien visibles, como Cáceres o Navalvillar de Ibor.

Desde la distancia, el resto de la región también puso su corazón al servicio del equipo nacional. La actividad en municipios y ciudades quedó reducida prácticamente a lo mínimo e imprescindible. Sólo una vez finalizado el partido, las calles recuperaron su actividad cotidiana, con cierta demora --casi justificada-- en la apertura de establecimientos o en la incorporación a los puestos de trabajo. Los inusuales y leves problemas de tráfico que surgieron en torno a las 17.00 horas tenían una única explicación, la selección. La euforia y el optimismo incluso derivaron en una buena oportunidad para desempolvar banderas o para intentar armonizar bocinazos.

Más curiosa fue la iniciativa emprendida en toda la comunidad autónoma por la cadena comercial del Grupo El Arbol, cuyos empleados vestirán camisa roja en cada partido de España, realizan una porra con un jamón como premio y si, como ocurrió ayer, gana la selección, aquellos que posean la tarjeta de cliente obtienen descuentos del 5% en sus compras. "Eso sí, como ganen la final, vamos a tener que regalar toda la tienda", bromeaba ayer uno de los empleados.

Santillana acertó

Pero si alguien presenció el encuentro frente a Ucrania totalmente tranquilo, ese debió ser Carlos Santillana. El mentalista cacereño predijo que España se impondría 4-0, lo escribió en un papel y, bien protegido, lo hizo envasar antes del encuentro en una lata de tomate frito. Tras el pitido final demostró ante la audiencia de La Sexta que había acertado en su pronóstico y ya ha dicho que la final la jugará un equipo que viste de rojo, como España.