Extremadura no es precisamente un paraíso laboral para los inmigrantes, tanto extranjeros como procedentes de otras comunidades autónomas, que aterrizan en la región en busca de un empleo.

Y es que un exhaustivo estudio elaborado por un equipo de investigación de la Universidad Autónoma de Barcelona asegura que sólo el 30% de los inmigrantes que ha recibido la comunidad desde 1987 han logrado un contrato de trabajo. Del resto, el 60% se han declarado inactivos --muchos de ellos antiguos emigrantes extremeños que regresan a su lugar de origen-- y el 11% restante se ha apuntado a las listas del paro.

El informe Indice laboral Manpower. Movilidad geográfica destaca que esta situación es muy diferente a la que se vive en el resto del país, puesto que es en Extremadura donde menos empleos consiguen. En el extremo contrario se sitúan Cantabria, Galicia y Murcia, donde el porcentaje de los que tienen trabajo supera el 50%.

Este estudio también deja claro que la región ha frenado en la última década su movimiento migratorio hacia otros puntos del mundo, hasta el punto de que el volumen de este tipo de viajes ha caído un 53% con respecto a la década anterior.

EL PERFIL

A la hora de analizar el perfil del emigrante extremeño entre 1987 y el 2001, el 61% eran inactivos, el 13% parados y el 27% estaban trabajando en el momento de marcharse. Entre los activos, el 79% eran menores de 35 años, el 56% son mujeres y el 23% cuentan con formación superior. Con todo, la comunidad se sitúa entre las cuatro con una mayor juventud de su emigración.

Por otra parte, la Universidad Autónoma de Barcelona destaca que pese a que Extremadura ha sido considerada tradicionalmente una región generadora de emigración, también lidera la clasificación de recepción de inmigrantes si se compara su volumen con su población.

EL RETORNO

Según el informe, esto refleja que "parte de los movimientos migratorios que se observan no solamente responden a los factores económicos, sino que también responden a otros factores, entre ellos el ciclo de retorno de los emigrantes a medida que se aproximan a la edad pasiva".

Esto también explica, al menos en parte, el escaso peso que la inmigración que recibe la región tiene sobre el mercado laboral.

Extremadura no es un paraíso para los inmigrantes, pero sí es, cada vez más, el lugar ideal para el retiro de los que en su día se marcharon de la región en busca de un empleo. Ha llegado el momento del retorno.