Felipe González, quien durante 14 años fue presidente del Gobierno español y bajo cuyo mandato tuvo lugar el ingreso de España en la UE en 1986, lanzó ayer la primera de las cuestiones que, durante toda la semana, se abordarán en la séptima edición de Agora: "¿Cómo se crea el poder europeo? Esta es la pregunta que, según el exsecretario socialista, deberían formularse los líderes europeos, en vez de preocuparse únicamente acerca de cómo repartir unas competencias, en su opinión, inexistentes.

En este sentido, González critica que los países miembros no estén dispuestos a tomar acuerdos respecto a las materias relevantes, como la política exterior o la regulación del sector energético, mientras que toman sin problemas medidas sobre "el queso o el agua mineral". El expresidente español defiende que, para superar la crisis en la que actualmente se encuentran inmersos, los estados europeos deben asumir una mayor implicación en la creación de un verdadero poder comunitario. Para alcanzar este objetivo y superar el atasco, González no rechaza la teoría respaldada por Soares, "siempre que se sepa hacia dónde se quiere avanzar", puntualiza.

En cuanto a la entrada de España y Portugal, hace 20 años, en la entonces Comunidad Europea, el exdirigente socialista calificó esta etapa como la más brillante desde el inicio de la decadencia en la época moderna (siglo XVII). González terminó su alocución con una crítica a los nacionalismos excluyentes que, según dijo, rechazan la compatibilidad entre la ciudadanía europea y la de cada país. Para ilustrar esta actitud, el expresidente recurrió a una escena en la que los hermanos Marx, para hacer más rápido la maleta, recortan todo lo que no les cabe. "Y cuando la abren, no vale ni lo de dentro ni lo de fuera. Eso es lo que pasa con el nacionalismo", señaló.