La Plataforma Independiente de Padres Objetores de Cáceres recibió ayer un duro golpe por la decisión del Supremo de rechazar la posibilidad de ejercer la objeción de conciencia sobre la asignatura Educación para la Ciudadanía, y más cuando hace prácticamente un mes obtuvieron el respaldo de un juzgado cacereño por el cual podían oponerse a que sus hijos recibieran clases de esta asignatura. Pero buena parte de esta decepción es responsabilidad de los políticos españoles, sobre quienes opina que han utilizado tanto a los padres como a los alumnos para defender sus propios intereses.

--¿Cómo han recibido la sentencia del Supremo?

--La hemos recibido con bastante decepción, porque teníamos muchas esperanzas en que el Supremo hubiera ratificado la sentencia favorable a la objeción que habíamos obtenido en diciembre en Cáceres. Pero bueno, el proceso continúa y este es un paso más, y el siguiente será plantear un recurso al Tribunal Constitucional, y si allí no obtuviéramos éxito, nos quedaría el Tribunal de los Derechos Humanos en Estrasburgo, que será el que ponga punto y final a la vía judicial. Aquí tenemos esperanzas porque hay dos sentencias favorables a dos familias, una turca y otra noruega, por dos temas relacionados con leyes educativas que se entrometen en la educación moral de los alumnos.

--¿Tenían esperanzas de que la decisión del Supremo hubiera sido la contraria?

--Como portavoz de la asociación, sí tengo que decir que había esperanzas, pero si lo digo desde el ámbito personal, estaba casi seguro de que el fallo iba a ser el que ha sido. Es una percepción que tengo tal y como está el sistema judicial en el país. Y digo más: mi horizonte está en Estrasburgo, porque no tengo ninguna confianza en el Constitucional, aunque no hay que perder la esperanza, teniendo en cuenta que este órgano ya se ha pronunciado a favor del reconocimiento del derecho a la objeción de conciencia.

--¿Qué argumentos van a plantear al Constitucional?

--El mismo que venimos reclamando desde hace un año, que efectivamente hay ciertos contenidos de los curriculums de esta asignatura que afectan a la Constitución.

--¿Es esto lo que diferencia a Educación para la Ciudadanía del resto de asignaturas?

--Se diferencia de otras asignaturas en que en Matemáticas no estamos hablando de la educación moral de nuestros hijos, porque en ellas se tratan argumentos objetivos y no subjetivos. Nosotros estamos de acuerdo con el 80% del contenido de la asignatura, pero el otro 20% afecta de lleno a dos artículos de la Constitución en los que se especifica que los padres tenemos derecho a la formación moral de nuestros hijos.

--Este asunto ha estado desde el principio muy politizado ¿cree que ello ha podido perjudicar a quienes, como ustedes, defienden la objeción?

--Sin duda alguna ha estado demasiado politizado, y además creo que nos ha perjudicado. Yo no defiendo a ninguna opción política, soy portavoz de un grupo de padres y defiendo los derechos de mis hijos como los de todos los compañeros. Sin duda se nos ha intentado, tanto de un lado como del otro, porque en este país hay dos visiones distintas, se nos ha intentado articular de alguna manera. Al estar inmerso en el problema, te intentan influenciar. Por eso creo que nos ha perjudicado la excesiva politización porque al fin y al cabo la ley está hecha por políticos, y sin consenso social, y al final nos llega el problema a los padres.