La candidata del Partido Social Demócrata Manuela Ferreira Leite aseguró ayer que, si gana las elecciones legislativas de Portugal, tratará de renegociar con Bruselas los fondos europeos concedidos a su país para el tren de alta velocidad con España, dado que mantiene su compromiso de parar los proyectos.

"Todas las cosas son negociables, concretamente los fondos europeos", afirmó Ferreira Leite, que insistió en su oposición a asumir el costo de construir ese ferrocarril en la situación económica en que se encuentra Portugal. Según consideró, el coste de la red lusa del AVE podría elevarse hasta los 9.000 millones de euros, lo que, ante la baja aportación de la Unión Europea, "aniquilaría" todo el crédito disponible en la economía lusa y acarrearía la liquidación de "miles de empresas".

La principal rival del primer ministro José Sócrates no ha dejado de referirse cada día al proyecto del AVE con España desde que el sábado pasado el tema dio lugar a uno de los momentos más tensos en el debate que sostuvieron por televisión los dos líderes políticos. Entonces y referido a este asunto, dijo que su país "no es una provincia española" y que no le gusta "que los españoles se metan en la política portuguesa".

Tampoco Sócrates se olvidó ayer del tema. "Si los argumentos no bastan, están los ejemplos", reseñó en un encuentro con empresarios del entorno de Santarem antes de poner como modelo las políticas que están realizando en materia de ferrocarril los presidentes de Estados Unidos, España y Francia. "Es preciso realizar inversiones y ningún país desiste de eso. Miren Barack Obama, con un programa de modernización de las infraestructuras. Y Zapatero se reunirá con Sarkozy para decidir un programa conjunto para acelerar la conexión de AVE entre los dos países", declaró.

Sócrates justificó su apuesta por el AVE en la importancia que tendrá para el desarrollo económico y empresarial del país dentro de la UE: "Todos los empresarios que están aquí saben que hoy es decisivo que una empresa esté ligada a los mercados de Europa y eso, en un país periférico como Portugal, exige una buena red de transportes".