Las olas de calor afectan de forma negativa a la salud. Cuando el termómetro sube más de la cuenta el termostato interno del organismo produce sudor, que se evapora y refresca el cuerpo, pero los días de calor intenso obligan al cuerpo humano a realizar un esfuerzo de adaptación para mantener la temperatura corporal normal.

Este esfuerzo es mayor durante una primera ola de calor, ya que el cuerpo aún no está acostumbrado a las altas temperaturas, también cuando el calor es continuo todo el día y se mantiene así varias jornadas, o cuando la humedad es muy alta y no hay viento.

Los problemas de salud asociados a las altas temperaturas pueden evitarse con medidas muy sencillas. Estos son algunos de los consejos para burlar a los termómetros:

Si se tiene que permanecer en el exterior hay que buscar la sombra, evitando las horas centrales del día, sobre todo si son intensas. Si no queda más remedio que salir para desarrollar actividades fuera se debe descansar, protegerse del sol y refrescarse.

En el hogar hay que permanecer en las estancias más frescas, bajar las persianas, toldos, cortinas... a fin de evitar que el sol entre directamente. Hay que procurar no usar máquinas y aparatos que pueden producir calor en las horas más calurosas.

Si se utilizan ventiladores eléctricos se debe recordar que no enfrían el aire, sino que provocan una corriente refrescante. En este caso es recomendable abrir las ventanas. Por el contrario, es conveniente mantener cerradas puertas y ventanas si se usa un aparato de aire acondicionado.

En los desplazamientos en automóvil hay que evitar que alguien se quede en el interior de un vehículo cerrado, utilizar el aire acondicionado y no abrir las ventanas. Si se viaja con personas vulnerables es conveniente prestar atención a los cambios bruscos de temperatura que se producen al entrar y salir del vehículo aumentando progresivamente la temperatura del interior del coche. Siempre hay que tomar líquidos para hidratarse.