El Servicio de Extinción de Incendios de la Junta de Castilla-La Mancha ha cifrado en un total de 3.500 las hectáreas arrasadas en el incendio que se declaró en la mediodía del jueves en Cáceres y que llegó hasta el término municipal de Sevilleja de la Jara, en Toledo. La pedanía de Minas de Santa Quiteria, del término toledano de Sevilleja de la Jara, fue el más afectado por las llamas al arrasar en la zona 2.500 hectáreas, mientras que las 1.000 restantes pertenecen a la provincia de Cáceres, según confirmaron a Efe fuentes del Servicio de Extinción de Incendios.

El secretario general de la Consejería de Desarrollo Rural de la Junta de Extremadura, Manuel Rubio, considera que el incendio fue intencionado, tal y como señaló ayer EL PERIODICO. "La experiencia de los técnicos nos dice que fue así porque existieron cuatro focos que fueron prendiendo para encontrarse y lo más razonable es pensar que fue intencionado", explicó.

Rubio solicitó la colaboración de la ciudadanía con la Guardia Civil para poner a disposición judicial a los responsables de este incendio y "si tienen alguna sospecha sobre estos terroristas lo pongan en su conocimiento".

Por el momento, el incendio se encuentra "bajo control" y siguen desplegados en la zona trece retenes, bomberos de Talavera de la Reina, catorce equipos de maquinaria pesada, seis helicópteros y un avión de coordinación que centran sus esfuerzos en enfriar la zona y evitar que las llamas se reactiven.

La pedanía de Minas de Santa Quiteria, perteneciente al término municipal de Sevilleja de la Jara, ha registrado ya, con el actual, tres incendios este verano. En el caso del municipio cacereño de Alía es el segundo que sufre este verano.

El alcalde de Sevilleja de la Jara, José Porras, pedirá ayudas económicas para la zona afectada por el incendio que se declaró ayer en Los Ibores, ya que el pinar que rodea a la pedanía de Minas de Santa Quiteria "ha quedado completamente arrasado". Porras destacó que la economía de esta pedanía se verá "muy afectada" por el fuego, ya que los vecinos viven de la caza y de la recogida del níscalo.

Por su parte, el Gobierno extremeño lanzó un mensaje de tranquilidad a los afectados y a las autoridades porque "no se les va a dejar tirados y además queda gran riqueza en la zona".