Con el fin de restaurar el orden en Basora, la segunda ciudad más grande de Irak, la policía militar británica comenzó ayer a realizar patrullas conjuntas con agentes iraquís. Los marines británicos tienen órdenes de abrir fuego sólo ante "un individuo armado que se resista a entregar su pistola o su kalasnikov".

Las fuerzas británicas, por otra parte, tomaron ayer la ciudad de Al Amara, en el sureste del país y cerca de Irán, en busca de armas químicas y de mazmorras subterráneas donde Sadam podría haber confinado a prisioneros de la guerra del Golfo de 1991.