Todo apunta a que será inevitable un futuro de aulas cada vez más vacías, al menos en las poblaciones pequeñas y medianas de la región. La combinación de dos factores, como son las migraciones interiores, con tendencia a que las localidades de menor tamaño pierdan habitantes en favor de las ciudades, y las tasas de natalidad a la baja fuerzan este panorama.

Según los registros oficiales, en los primeros lugares en los que ha saltado la alarma, Castuera y Llerena, se ha producido un importante descenso en el número de personas en edad de estar escolarizados en Secundaria (entre 10 y 19 años). Así, en Castuera había en 1996 un total de 993 adolescentes en esa franja de edad, y actualmente se contabilizan 728, lo que supone un 27% menos. Mientras, en Llerena había 901 en 1996 y ahora hay 718, es decir, un 21% menos.

Las estimaciones de lo que sucederá a medio plazo confirman esa tendencia a la baja en el número de alumnos potenciales para los institutos. Así, la proyección de población realizada por el Instituto Nacional de Estadística marca que en el 2017 habrá casi 10.000 adolescentes menos que ahora en la provincia de Badajoz, y 6.500 menos en la de Cáceres, con caídas que en el total regional rondan el 14% para el decenio.

La falta de alumnos para cubrir los puestos escolares en las aulas extremeñas se deriva del estancamiento de la población, donde es la mayor esperanza de vida y no el incremento de los nacimientos lo que mantiene el número de habitantes, lo que da lugar a un mayor envejecimiento de la población.

Así lo ratifican otros datos demográficos como es la tasa de natalidad por mil habitantes. En el 2007, último año con datos, esta tasa se situó en 10,1 en Badajoz y en 8,41 en Cáceres, muy distantes de las tasas de nacimientos de 1989 (niños extremeños para los que se diseñó la actual red de centros) que fueron respectivamente del 13,06 y 11,14. Esto significa que cuando se diseñó la actual red de institutos se hizo para cifras dar cabida a los niños de un periodo en el que había al año 15.000 nacimientos en Extremadura, mientras que ahora nacen menos de 8.000.