El objetivo del Gobierno es que el AVE circule por Extremadura en el 2010, pero si las previsiones del Ministerio de Fomento se cumplen, la alta velocidad llegará a la región 46 años después de su nacimiento en el mundo, 30 años más tarde que la primera línea que se construyó en Europa y con 18 años de retraso sobre el primer AVE español. El futuro, pues, llega con retraso.

La historia de la alta velocidad empieza en Oriente. El 1 de octubre de 1964 se inauguró la primera línea en Japón con motivo de los Juegos Olímpicos de Tokio. El tren unía los 151 kilómetros que separaban las ciudades de Tokio y Osaka y realizaba paradas en Nagoya y Kioto, todo en tres horas y diez minutos, algo menos de la mitad de lo que tardaba en recorrerse por carretera.

Aquel tren supuso toda una revolución entre las grandes empresas ferroviarias y simbolizó el nuevo concepto de las comunicaciones del futuro. El viejo continente también se fijó en aquella máquina que batió todos los récords en los juegos de Tokio, aunque no fue hasta el año 1981 cuando nació la alta velocidad europea, con un tramo de la importante línea Sud-Est que recorría los 410 kilómetros que separan las ciudades de París y Lyon.

El caso alemán

Diez años más tarde fue Alemania la que puso en marcha dos líneas por las que circularon los trenes ICE (Intercity Express) entre los 327 kilómetros del trazado Hannover-Wurzburgo y los 100 kilómetros del trayecto Mannheim-Stuttgart. No obstante, los alemanes trabajaban en la alta velocidad desde principios de los años setenta, pero los numerosos problemas burocráticos que surgieron a lo largo del proceso --la ley alemana posibilita que los ciudadanos puedan parar obras que lesionan sus intereses-- provocaron el retraso.

Por su parte, España también hizo coincidir la primera línea de alta velocidad, 471 kilómetros entre Madrid y Sevilla, con un acontecimiento mundial: la Exposición Universal de Sevilla de 1992. El mismo año entró en funcionamiento la primera línea en Italia entre Florencia y Roma. Esta fecha también marcó la incorporación de diversos países europeos a una alta velocidad cuyas líneas no sólo sirven para la circulación de los trenes de 350 kilómetros por hora, sino que posibilitan que puedan circular los nuevos modelos de tren regional que superan los 220 kilómetros por hora.

Como curiosidad, en Europa se han establecido servicios conjuntos de alta velocidad como el tren Thalys, en el que participan ferrocarriles alemanes, belgas, franceses y holandeses. El Thalys, que comenzó a funcionar en 1996, llega ya a una veintena de ciudades europeas. Es un futuro que también pasará por Extremadura.