El infarto de miocardio es la primera causa de muerte entre las enfermedades cardiovasculares. Supone la muerte de las células de una determinada zona del corazón, células que son irrecuperables por definición. Una solución está en regenerar los tejidos a través de células madre. Pero hay peligros: puede producir arritmias. Toda una serie de investigaciones de ámbito regional, nacional e internacional están centradas en estos momentos en este punto, como se ha puesto de manifiesto este fin de semana en el congreso de los cardiólogos extremeños. Todos los estudios, aunque están en fase experimental, hacen albergar esperanzas.

En Extremadura el grupo de trabajo que estudia terapias celulares para recuperar tejidos cardíacos dañados está compuesto por representantes de la Consejería de Sanidad, de los servicios de Cardiología de Badajoz y Cáceres y del Centro de Cirugía de Mínima Invasión.

El pronóstico de los pacientes con infarto de miocardio depende por una parte de si tienen arritmia y de la función ventricular. Es decir, cuanto más grande sea la zona del miocardio muerta peor será la función ventricular. Esto provoca que estos enfermos vivan menos y con peor calidad de vida, con más asfixia y más ingresos hospitalarios.

Lo ideal para los cardiólogos, según los debates y ponencias del congreso de Villanueva, sería poder prevenir la enfermedad coronaria, pero una vez que se ha producido el infarto de miocardio, lo que hay que intentar es que sea lo más pequeño posible. Para ello se utilizan una serie de medicamentos cuyo objetivo es reducir el impacto. Una vez que se ha producido y que ya hay una gran parte del miocardio muerto y que no se contrae, hay que buscar una fórmula para que no haya tanta insuficiencia cardiaca. Esta es la aportación de la medicina regenerativa.

En principio, cuando el individuo nace hay una serie de células que son capaces de generar todos nuestros tejidos y todos los órganos, esas serían las células madre. Lo que los cardiólogos intentan es conseguir que el cuerpo humano haga lo mismo que otros animales, que son capaces de regenerar sus propias estructuras a lo largo de toda su vida.

Por definición, siempre se ha dicho que las células miocárdicas eran irregenerables, pero se ha visto que en pacientes de sexo femenino, si se les trasplanta el corazón de un varón, cuando se hacen biopsias en el corazón de esa mujer trasplantada aparecen células miocárdicas femeninas, lo que indica que sí que existe la posibilidad de que se puedan regenerar este tipo de células.

Hay distintos planteamientos sobre cómo sería inyectar las células madre en pacientes con infarto de miocardio para ver si pueden regenerar las células contráctiles, los vasos que dan lugar a su oxigenación y la estructura.

En el congreso de la Sociedad Extremeña de Cardiología se ha llegado a la conclusión de que inicialmente hay buenos resultados, en el sentido de que se puede incrementar la capacidad contráctil del corazón. Pero los estudios están fase embrionaria, ya que el incremento conseguido es pequeño. Además, ese tipo de células que se regeneran pueden provocar también arritmia, po rlo que se buscan nuevas fórmulas.

Otras investigaciones

Aunque las células madre han sido el tema estrella del congreso extremeño de cardiología, los alrededor de 60 participantes en la cita, en la que también ha estado la consejera de Sanidad, María Jesús Mejuto, también han abordado otras cuestiones. Entre ellas han estado los factores de riesgo para el infarto de miocardio, entre los que se encuentran el tabaquismo, la hipertensión arterial, el colesterol alto, la diabetes o la obesidad. También se habló de las novedades en el tratamiento de la hipertensión arterial, en la que se mostraron diversos casos clínicos. Además, se han abordado las novedades en el tratamiento de la insuficiencia cardíaca, tercera causa de muerte por enfermedad cardiovascular. Por último los cardiólogos asistentes han barajado en una conferencia ofrecida ayer, nuevas formas en el manejo de la deshabituación tabáquica.