Termina la temporada de caza, se cierra la veda para unos y comienza el drama de cada año para otros. En esta ocasión se pueden contar más de 400 dramas en el último año. Este es, según los datos recopilados por asociaciones, protectoras de animales regionales y particulares, el número de galgos que han sido abandonados a su suerte en Extremadura cuando han dejado de ser útiles para cazar. "Pero es solo una parte de lo hay en realidad", insisten.

En los huesos tras días y días deambulando sin alimento, heridos tras arrancarles de cuajo el microchip para evitar ser identificados o hasta con una brida en el hocico que les condena a la muerte. Así han aparecido algunos de estos animales en el último año, especialmente tras la temporada de caza que comenzó en octubre y terminó en febrero. Es el periodo más dramático del año para esta raza. Muchos de ellos han tenido la suerte de topar con gente como Marciana Pulido, una mujer comprometida que emprendió hace años una cruzada personal para dignificar este animal --incluso ha diseñado camisetas que vende por internet para recaudar fondos en defensa de estos canes-- y que ha reunido estos datos del último año.

Pero el futuro de todos no es el mismo. Algunos acaban muriendo, si no son despojados de la vida antes de ser desechados, otros tienen que ser sacrificados en las perreras y otros muchos, son rescatados de perreras y salvados por protectoras y particulares a través de casas de acogida y adopciones. La mayoría acaban fuera de España, donde son animales valorados.

TOQUE DE ATENCION EUROPEO Los amantes de los animales no son los únicos que alertan de esta situación. Europa ya ha fijado su mirada en estas historias que solo ocurren en España. El pasado octubre parlamentarios europeos remitieron al entonces presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, un escrito en el que manifestaban su preocupación por la crueldad con que se trata a estos animales en España y por la impunidad de sus dueños. "Solo una pequeña proporción de casos acaban en un juzgado, incluso tras denuncias del Seprona", reza el texto.

Con esta carta, el Parlamento Europeo instaba a España a reforzar la ley contra el maltrato animal y poner fin a esta crueldad de manera urgente. Pero parece que la llamada de atención ha servido de poco. La respuesta de España aún no ha llegado al Parlamento Europeo, mientras los casos siguen sucediéndose. Por ello, ciudadanos de diferentes países han convocado una manifestación el próximo 9 de junio en la sede del Parlamento Europeo para exigir una respuesta y atajar el problema. Según Marciana, esta situación se acabaría con un control exhaustivo de la cría "indiscriminada" de estos animales y endureciendo las ley de protección animal, como instan desde Europa.

La caza con galgos es una modalidad deportiva reconocida que practican más de 8.000 extremeños. El presidente de la Asociación de Galgueros de Extremadura, Luciano Márquez, no se cree las cifras de las protectoras. "Se dicen muchas falacias para seguir cobrando subvenciones y eso nos está haciendo mucho daño. Yo no veo tantos galgos en las calles como dicen. Si tan protectores de los animales son porque no se preocupan también de todos los perros abandonados, no solo galgos. El 90% de los casos de abandono no son galgos", espeta.

En su opinión, los autores de abandonos y malos tratos no son auténticos galgueros porque no son amantes de este animal. "Nosotros cuidamos más a nuestros perros que a nuestras familias, soy capaz de quitarme la comida para dársela a mis galgos porque es de lógica, cuánto mejor cuidados estén nuestros perros mejor correrán", cuenta. Reconoce que hay cazadores que, puntualmente, pueden maltratar y abandonar a sus perros, pero recalca que "no se nos puede meter a todos en el mismo saco, malvados hay en todos sitios".

El problema es que los que usar estos perros para cazar tienen que soportar "una lacra muy grande", según Márquez: los robos y el mercado negro. "El 80% de los animales maltratados y abandonados son robados previamente por malvados y esos no son galgueros que han criado animales. También nos duele a nosotros", dice. Por eso, insta a las protectoras a unir fuerzas para atajar estos casos y "enviar a la cárcel a quienes no respetan a estos perros".

La temporada de caza trae consigo un goteo de galgos abandonados en las protectoras y perreras. A menudo es el propio cazador el que entrega sus perros, como indica Márquez, otras veces son voluntarios de las asociaciones los que recogen los animales desnutridos y llenos de garrapatas. Las protectoras y particulares como Marciana intentan devolverles la vida digna a través de la adopción una vez que están recuperados. La familia tiene que demostrar su aptitud, firmar un contrato de adopción y someterse a un seguimiento, como cualquier otra adopción. Las perreras cobran una media de 30 euros tras asumir el coste de la vacunación, desparasitación, esterilización de hembras, microchip y pasaporte, que abonan las protectoras y es superior.