"Todos los equipos que han venido son muy fuertes, pero tengo que consultar a mis antepasados, preguntarles qué piensan, y me lo dirán en mi sueño de esta noche. Vuelva usted mañana", le anunció Constance al portal de noticias surafricano Sport24 ante la pregunta de qué equipo ganará el Mundial.

Constance, de 70 años, es sangoma zulú (una especie de chamán) desde hace 12 y asegura que tiene capacidades adivinatorias. Y, según le contaron los antepasados, será Argentina quien levante el trofeo el 11 de julio. Una predicción que hizo antes del Mundial y que, por ahora, parece ir por buen camino. Quizá Constance había analizado profundamente la preparación de las diferentes selecciones antes de responder la pregunta o quizás Africa es el último sitio del mundo donde aún es posible creer en la magia. En todo caso, la predicción seguro que será un buen aliento para los de Messi.

El 26 de mayo pasado, la mayoría de medios de comunicación del mundo se hicieron eco del sacrificio de un buey en el Soccer City de Soweto por parte de 2.000 sangomas para bendecir los estadios en que se juega el Mundial. "Y para avisar a los antepasados que el mundo está viniendo a Africa y pedirles que todo salga bien". Un acto que era de vital importancia para muchos surafricanos.

La cultura africana

Los sangomas , o sanadores tradicionales, son una parte esencial de la cultura africana. Sus funciones en las diferentes sociedades del continente son enormes. Van desde la cura de enfermos gracias a sus conocimientos de hierbas medicinales, el consejo en disputas familiares, el bautizo de los bebés, el alejamiento de los malos espíritus o la comunicación con los antepasados. En Suráfrica tienen reconocimiento oficial y son un complemento indispensable para la colapsada medicina pública pues se encargan de diagnosticar precozmente casos de sida.

El nombre de su pócima, el muthi , es sinónimo de medicina, hasta para los que hablan inglés o afrikáans, lenguas de la población blanca. A veces, sus actividades no han sido bien vistas por el mundo del fútbol. Como por ejemplo cuando en junio del año pasado la FIFA sancionó el estadio Somhlolo en Swazilandia y le amenazó con impedirle acoger partidos internacionales si permitían unos ritos en que se cavaba un agujero en el centro del campo para enterrar un pollo previamente asado. La FIFA alegó que el agujero podía ser peligroso para los jugadores.

Pero los sangomas pueden equivocarse, como le pasó a Puseletso Nkomiyahlaba Maropane, quien hace un año predijo el triunfo de Suráfrica en un amistoso contra Japón que acabó 0-0. Aunque él alegó que el empate supo a victoria para unos Bafana que llevaban ocho partidos sin ganar y se veían haciendo el ridículo en el Mundial. Y es que al final los mejores adivinos siempre han sido aquellos que eran más difíciles de interpretar.