Más solvente pero menos eficiente que sus compañeras de viaje. Es decir, mayor fortaleza financiera, pero una peor relación entre lo que gasta y lo que gana. Esas son, en resumen, las dos principales conclusiones que pueden extraerse si se comparan las cifras de Caja Badajoz con las de Caja Inmaculada (CAI) y Cajacírculo de Burgos, las dos instituciones con las que la entidad de crédito pacense ha decidido poner en marcha un Sistema Institucional de Protección (SIP).

Así, Caja Badajoz es la que mejores ratios de solvencia ofrece de las tres, por lo que a priori es la que cuenta con una mayor capacidad para responder ante sus deudas. El índice de la entidad presidida por Francisco García Peña se situaba, con datos de diciembre del 2009, en un 16,68%, bastante por encima del de la CAI, que tenía un 12,52%, del de Cajacírculo, con un 13,21% y de la media del sector (12%). Además, los recursos propios básicos (los que mejor determinan la fortaleza financiera de una entidad, denominados Tier 1) alcanzan el 10,1%, sobrepasando el 8,49% de la CAI y el 9,7% de Cajacírculo (el promedio de las cajas en el 2009 fue del 10%).

En materia de morosidad Caja Badajoz se sitúa, con un 4,27%, en una posición intermedia, ya que Cajacírculo finalizó el 2009 con un 3,6% y la CAI con un 4,76%, las tres mejorando la media del sector de cajas, que sobrepasó el 5%. Igual sucede con la tasa de cobertura (proporción de dinero que se tiene reservado frente a los créditos que están considerados como morosos), que se situó en el 77,7%, 120,37% y 53%, respectivamente. En cuanto a los beneficios, Caja Badajoz cerró el pasado ejercicio con unos resultados de 11,4 millones de euros (cuenta individual) frente a 11,1 de Cajacírculo y 18 millones de la CAI, lo que supuso una importante caída en los tres casos.

Donde la situación de Caja Badajoz es peor con respecto a CAI y Burgos es cuando se compara la ratio de eficiencia, un índice que establece el porcentaje de ingresos que consumen los gastos. Dicho de otra forma, cuánto hay que invertir para obtener cada euro que se gana. Caja Badajoz acabó el 2009 con una eficiencia ordinaria del 55,7%, la décima primera entidad con una peor ratio (entonces el sector lo conformaban 45) y la peor de las tres instituciones que conforman el SIP (41,3% en Cajacírculo y 49,2% en la CAI).

Esta ratio se calcula dividiendo la suma de los gastos de administración --donde los costes de personal representan la partida más cuantiosa-- y las amortizaciones entre el margen bruto. Mientras más bajo es el resultado