La vendimia de Sierra de Gata ha sido este año vista y no vista . A pesar de que la vid no deja grandes cifras económicas en esta zona del norte de Cáceres, supone un complemento vital para la economía de muchas familias de la comarca.

Los principales pueblos vitivinícolas, Villamiel, Robledillo o Descargamaría, han finalizado o están a punto de hacerlo estos días la campaña de recogida de la uva. "Este año no hay ni una cuarta parte de lo que se ha sacado otros años" apunta Angel Ramajo, vecino de Cilleros. En Sierra de Gata, la cooperativa de vinos, ubicada en Villasbuenas, es la encargada de recoger el fruto y procesarlo. Esta campaña sólo han estado trabajando los fines de semana, a diferencia de otros años en los que las instalaciones funcionaban a pleno rendimiento los siete días de la semana. La climatología adversa y el mildiu han sido los factores fundamentales del descenso en la producción que ronda el 50%. "Esta mal en toda la zona, otros años ves subir los tractores llenos de uva hacia la cooperativa y este año no hay movimiento", afirma Inmaculada González, de Hernán Pérez. Aunque este año, la campaña no está siendo buena, habitualmente en la zona no hay problemas de mano de obra para vendimiar. Se trata principalmente de pequeñas explotaciones familiares que durante toda la vida han elaborado sus propios caldos pero que debido a la implantación de las nuevas normas estatales y europeas, ahora deben pasar por un proceso industrial y un control sanitario en la cooperativa.

Sierra de Gata produce un vino blanco que tiene su origen en el tradicional vino de pitarra de la comarca, principalmente de las variedades verdejo y macabeo y en menor medida palomino y Pedro Ximenez; también se elabora un vino tinto tempranillo, con un pequeño porcentaje de cabernet sauvignon, garnacha y monastrell. Aunque este año la vendimia dejará un sabor amargo en los bolsillos de los cultivadores, tendrá, por contra, un excelente sabor en la mesa, porque la uva que se ha recogido es de primera calidad.