El gobierno de España, la Junta de Extremadura y el Ayuntamiento de Cáceres abrirán una línea de ayudas para los damnificados. Así lo confirmó ayer el presidente regional, Guillermo Fernández Vara, que acompañado por la acaldesa, Carmen Heras, el subdelegado del Gobierno, Fernando Solís, y todo el operativo de seguridad visitó a primera hora de la mañana San Blas y Aguas Vivas, las zonas más afectadas por la tromba.

El jefe del ejecutivo explicó que existe una línea de ayudas del gobierno central con cargo al decreto de las inundaciones del pasado invierno, que aún está en vigor. Además, la Junta también ayudará con la línea de ayudas por reforma y rehabilitación de viviendas. "Cuando todo esté cuantificado", dijo el presidente, comenzarán a ponerse en marcha.

Paralelamente, el ayuntamiento habilitará la Oficina Municipal de Información al Consumidor (OMIC), situada en el edificio del palacio consistorial, como lugar al que podrán acercarse los damnificados para ser atendidos y ayudados por el gobierno cacereño, según confirmó la alcaldesa.

"NO SE OLVIDARA" Fernández Vara definió lo ocurrido como un hecho de una enorme trascendencia que Extremadura "no va a olvidar fácilmente". El presidente indicó que lo que más le impactó fue "lo que podía haber pasado". Recordó que las pistas deportivas de Aguas Vivas, por ejemplo, son muy concurridas por los niños. "Si hubiera pasado a las cinco de la tarde --señaló-- podría haber sido muy grave".

El presidente comentó que cuando se desencadenó la tormenta se encontraba en Villanueva de la Serena y que las primeras noticias le llegaron por la radio. "Son tremendas estas imágenes, es tremenda la fuerza del agua", dijo Vara, quien también lanzó un mensaje a las aseguradoras y les pidió que estén "al pie del cañón para que la gente reciba la ayuda lo antes posible".

Durante el recorrido de ayer, el presidente tuvo la oportunidad de conocer de primera mano las impresiones de los vecinos. Fue el caso de Eulalia Solís, una vecina muy conocida de Aguas Vivas que sufrió una crisis de ansiedad al ver el estado de su vivienda, en el número 9 de la avenida de las Lavanderas. Vara, Solís y Heras la consolaron y visitaron su domicilio garantizando la ayuda. Lo mismo pasó con Manuel Alejandro y María Penélope, vecinos del número 10 de Cuesta de la Reina, en Aguas Vivas. "El patio parecía una catarata", dijeron a la alcaldesa, que también visitó Aldea Moret.