Hemos mantenido la ilusión hasta el último minuto pero no ha podido ser. Los miembros del Comité Olímpico Internacional (COI) decidieron optar, finalmente, por la candidatura de Río de Janeiro. Tiempo habrá para conocer y analizar el resultado de cada votación y las causas que han privado nuevamente a Madrid de la organización de los Juegos.

Ahora, poco tiempo después de perder esta carrera en los últimos metros, poco importa si la decisión ha sido justa o si la de Río de Janeiro era la mejor candidatura. En este momento lo fundamental es que Madrid no ha conseguido la nominación y todos los que hemos venido a Copenhague a defender nuestro proyecto estamos profundamente decepcionados. No puedo negar que ha sido un golpe muy duro porque, además de una corazonada, teníamos una razonada, como he dicho en reiteradas ocasiones. Es decir, que los argumentos y la calidad de la candidatura presentada por Madrid merecían la victoria en esta votación.

Parece evidente que, de nuevo, han pesado más factores geopolíticos o tradiciones no escritas, como la rotación de continentes, que la excelencia del proyecto o el criterio técnico deportivo. Sigo convencido de que la de Madrid era la mejor opción, la más segura y fiable, como aseguró el presidente del Gobierno. Pese a ello, acepto la decisión deportivamente porque esto era una 'final four' en la que solo podía ganar uno.

Creo que no es este el momento para empezar a buscar responsabilidades ni tampoco para tomar decisiones apresuradas cara al futuro. Cualquier movimiento que se haga debe ser después de una reflexión mesurada y tranquila. Solo me queda agradecer profundamente el esfuerzo de todos los que han hecho posible esta gran candidatura y, sobre todo, el entusiasta apoyo de los ciudadanos.

(*) Secretario de Estado para el Deporte