La falta de lluvias en la región ha producido otro tipo de consecuencias. No son restricciones directas en el suministro, pero sí hay otras localidades que sufren problemas, como es el caso de la escasa fuerza con la que llega el agua, la suciedad de la misma, insuficiencia de los pozos construidos o la espera ante las obras.

En Garrovillas de Alconétar, el pasado mes de agosto de pusieron en marcha obras de emergencia ante la escasez de agua, consistentes en la construcción de cuatro pozos que, unidos a los cuatro existentes mantenían la situación. Pero esta medida es insuficiente por lo que si no baja el consumo de agua o llueve, se verán obligados desde el ayuntamiento a cortarla en breve.

Así lo explicaba a EL PERIODICO Pedro Martín, alcalde de Garrovillas, quien ya tomó la medida de cortar el agua a acometidos de uso no doméstico como las cocheras. Martín solicita, ante ello, las obras de bombeo para abastecerse del pantano de Alcántara, por lo que pide a la Confederación Hidrográfica del Tajo su actuación inmediata.

En Tejeda, tres cisternas abastecen continuamente a los vecinos. La actualidad de esta localidad responde a un constante ir y venir de camiones cisternas que se encargan de suministrar el agua a los 1.015 habitantes de Tejeda del Tiétar. Según Javier Villarín, operario del ayuntamiento, los dos pozos habilitados para esta causa y las tres cisternas es lo que permite que la población cuente con agua.

Por su parte, Cuacos del Yuste ha sufrido cortes también hasta hace apenas diez días. Los sondeos, el agua de la garganta, la disminución de regadíos y de la población visitante han posibilitado que se normalice la situación, pero siguen demandando un depósito, según Gregorio García, alcalde en funciones.

En Losar de la Vera, por el momento, no hay mayores problemas, pero la situación se agravará según su alcalde, Eugenio Díez, cuando regresen de los trabajos del tabaco más del 50% de la población que se encuentra en Tiétar y La Vera.

El agua potable del municipio de Cilleros presenta desde hace días un tono amarillento que, según el alcalde Saturnino López, se debe al bajo nivel del embalse de Acebo. "La tercera toma del pantano capta el agua del fondo y no de la superficie", según dijo. Además, pidió disculpas a los vecinos, recordando que el agua es apta para el consumo aunque el aspecto sea desagradable.

En la provincia de Badajoz, uno de los pocos pueblos que presenta problemas es Santa Marta, ya que está a la espera de que se enganche al suministro de Nogales para paliar sus necesidades de agua, aunque no han sufrido cortes hasta el momento. En iguales condiciones se encuentran poblaciones pacenses, como Herrera, donde se ha pedido a los vecinos que no consuman el agua del pantano por su baja calidad.