Nunca había pasado en los campamentos de refugiados saharauis, pero ayer ocurrió. Un grupo armado, que se achaca a Al Qaeda, secuestró la medianoche del sábado a tres cooperantes en Rabuni, conocida como la capital administrativa de los campamentos de Tinduf (Argelia). Entre ellos, se encuentra la única activista que la Asociación Extremeña de Amigos del Pueblo Saharaui tiene en el Sáhara, Ainhoa Fernández del Rincón.

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Esta joven de 32 años, natural de Madrid, trabaja para la oenegé extremeña desde septiembre del pasado año supervisando sobre el terreno los cinco proyectos que están desarrollando en los campamentos de refugiados, con financiación de la Junta de Extremadura y otras administraciones de la región: tres huertos en Dahla, Smara y N'jeila y otros familiares, el desarrollo de un sistema de comunicaciones en la zona y un tercer proyecto para mejorar las condiciones de vida de ancianos, disminuidos físicos y heridos de guerra saharauis,.

Abogada y comprometida, Fernández del Rincón, se encontraba en uno de los módulos de los dos pabellones destinados a una veintena de cooperantes que trabajan sobre el terreno, cuando comenzaron a oírse tiros. Un grupo de diez personas, kalashnikov en mano y vestidas de militar, irrumpieron en el campamento en dos todoterrenos y capturaron primero a una activista italiana, Rosella Urru, del Comité Italiano para el Desarrollo de los Pueblos , tras herir y maniatar a los dos vigilantes de las instalaciones. Posteriormente, los "terroristas" se llevaron por la fuerza al mallorqúín Enric Gonyalons, miembro de la organización vasca MunduBat, y a la cooperante que trabaja para Extremadura, que minutos antes alertó a una compañera que se encontraba fuera del recinte de la presencia de hombres armados.

Tras el aviso de la madrileña, otros cooperantes se acercaron hasta el lugar de los hechos en un vehículo y vieron cómo se llevaban arrastrando a Ainhoa, "mientras ella se resistía".

El activista Juan Bedialauneta, también testigo, relató que los cooperantes europeos estaban en el objetivo de los secuestradores porque conocían la ubicación de los pabellones en los que se alojan, así como las vías de salida en plena noche. "La estrategia estaba bien pensada, creo que querían llevarse a más". No lo consiguieron porque durante el asalto llegó un vehículo --el de los cooperantes-- que disuadió a los terroristas, según Bedialauneta. Este activista de la oenegé Hegoa aseguró también que Gonyalons podría haber resultado herido porque encontraron restos de sangre en la entrada de su módulo, y un casquillo de bala. Otro hombre, el conductor que traslada a los voluntarios también recibió un tiro tras dar la voz de alarma. Se encuentra en estado crítico.

Tras conocerse los hechos, los directivos de la Asociación Extremeña de Amigos del Pueblo Saharaui se movilizaron para ahondar en lo sucedido y condenar los tres secuestros. El colectivo que se fundó en el 94 y realiza cada año el programa 'Vacaciones en Paz', con el que vienen a la región decenas de niños saharauis cada verano, incide que en los 36 años que llevan los campamentos de refugiados "nunca ha habido problemas de seguridad" porque las autoridades locales cuidan al máximo a los cooperantes de todas las organizaciones que trabajan en la zona. Es más, "si vas allí te sientes seguro". insisten.

Asimismo, el presidente y el secretario de la organización, Eduardo Martín y José Miguel Suárez, resaltaron el gran compromiso que la cooperante madrileña ha demostrado desde el inicio "con nosotros, con la causa saharaui y con su trabajo diario". "Es un momento muy triste, muy duro y tenso para nosotros", señaló Suárez, que mantienen el contacto permanente con las autoridades españolas y saharauis, y con la familia de Ainhoa, que están "preocupados y tensos, como es lógico". La labor de la asociación ahora consiste en "apoyar todo lo que esté en nuestra mano y mantener la comunicación con los colectivos y autoridades en todo momento".

El delegado del Pueblo Saharaui en Extremadura, Badadi Benamar, aseguró ayer que con este acto los secuestradores buscan frenar la solidaridad con su pueblo, "no tiene más trasfondo", dijo.

Hasta el lugar del secuestro se trasladó poco después el ministro de Cooperación de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), Salek Baba, quien activó el estado alerta general, incrementando la seguridad en la zona e iniciando la búsqueda de los secuestrados. Desde un primer momento, las autoridades saharauis se refirieron a los captores como "terroristas", puesto que todas las sospechas apuntan esta vez al grupo Al Qaeda en el Magreb Islámico. Esta organización ha protagonizado secuestros en el sur de Argelia, Mali y Mauritania, pero nunca en la zona de los campos de refugiados saharauis controlados por el Frente Polisario.

Desde España, la preocupación es máxima. El Ministerio de Asuntos Exteriores aseguró que se están realizando todas las acciones necesarias, con la máxima discreción, para asegurar la integridad física de los cooperantes y conseguir su pronta recuperación.

LARGA PERSECUCIÓN

Al cierre de esta edición, un centenar de agentes del Frente Polisario fuertemente armados perseguían por tierra y aire el todoterreno donde viajan los tres secuestrados por el interior de Mauritania, cerca de la frontera de Mali.

El recorrido hasta Malí es de miles de kilómetros y pueden tardar en llegar a la frontera hasta dos días pero dar con ellos es difícil teniendo en cuenta que los secuestradores son hombres del desierto que tienen conquistada la zona y se mueven como peces en el agua. El Polisario Jat Chahid subrayó que ellos mismos, los llamados hombres de azul por el color de su turbante, también son grandes conocedores del desierto, y están empleando un helicóptero para dar con los captores e impedir que lleguen hasta Malí, donde está el campamento terrorista controlado por Motjar ben Motjar, que retuvo durante varios meses a otros cooperantes españoles años atrás.

Desde que el terrorismo de AQMI se instaló en Argelia tras la guerra civil, el Frente Polisario, que lleva mas de 35 años asentado en Tinduf, ha representando un importante muro de contención contra el salafismo. El Polisario (que se postula una organización de liberación inspirado en ideas marxistas y con una profunda fe en el islam moderado) se ha empleado a fondo para impedir que Al Qaeda pueda amenazar a los occidentales que frecuentan los campos de refugiados. Pero la organización terrorista tiene, además de su ejército en Malí y sus múltiples células dormidas por la región, una legión de colaboradores en todos los países del Sahel que actúan a cambio de una remuneración económica.