Pacense, de 40 años, madre de tres hijos y considerada una de las mejores investigadoras de España. Guadalupe Sabio se siente afortunada aunque el camino hasta llegar al Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares, donde trabaja desde hace seis años, no ha sido fácil. «La ciencia es una carrera que necesita mucha dedicación y a las mujeres nos cuesta más llegar, tenemos piedrecitas en el camino». Basta un ejemplo: «Cuando di a luz a mi tercer hijo me fui al hospital con el ordenador porque si salía la convocatoria que esperaba no podía perder tiempo». Sabio estudió Veterinaria en Cáceres pero siempre le gustó «cacharrear». Durante su etapa universitaria se pasaba las tardes en el laboratorio de Bioquímica de la facultad, «era muy divertido», y ahí decidió que no sería veterinaria al uso. Se marchó a Escocia y luego a EEUU, donde trabajó durante cinco años hasta que por motivos familiares regresó a España y llegó el momentos más díficil. Durante año y medio saltó de contrato en contrato hasta que logró un proyecto europeo que la llevó hasta el CNIC. «Lo he pasado mal, porque además sabía que en EEUU podría seguir sin problemas y aquí tenía pocas posibilidades. Es muy triste». Ahora, en Madrid, dirige un grupo investigador que estudia las enfermedades asociadas a la obesidad: «la grasa además de almacenar lípidos tiene otros papeles y es capaz de liberar hormonas que hacen que tengamos más o menos hambre o también enfermedades». Y además otras líneas, los efectos del estrés en el corazón y nuevas dianas contra el cáncer hepático.