Cáceres cruzó los dedos para que no siguiera lloviendo, pero el cielo desafió al Guadiloba que finalmente abrió una de sus seis compuertas pasadas las 23.30 de la noche. A esa hora el pantano que abastece a la ciudad estaba al 87,60% de su capacidad rozando la cota 359,4 (tan solo a menos de medio metro de ella), que es la máxima para desembalsar. En ese momento el volumen de agua almacenada era de 17,900 hectómetros cúbicos cuando la capacidad del embalse es de 20.

Las fuertes precipitaciones caídas durante todo el día tuvieron al ayuntamiento en vilo hasta que, finalmente, a última hora de la noche, se abrió una de las seis compuertas del pantano, según detalló el concejal de Infraestructuras de Cáceres, Miguel López. El objetivo era aliviar el mismo caudal que entraba a la presa: 54 metros cúbicos por segundo.

Un equipo de Canal de Isabel II estuvo toda la tarde a los pies del Guadiloba. Formaba parte del dispositivo de seguridad programado por el ayuntamiento, al que se sumaron técnicos municipales y la jefatura de la policía local. Pasadas las nueve de la noche y horas antes del desembalse, agentes de la policía recorrieron la Ribera del Marco con sus 4x4 en medio de un gran barrizal para avisar de la decisión municipal a propietarios de fincas, hortelanos y vecinos.

Los agentes lo tuvieron difícil, no solo por ese barrizal, sino porque muchos de esos vecinos estaban anoche tremendamente alarmados ante el desembalse y mostraban su inquietud por el volumen de agua que de por sí llevaba el cauce de la Ribera. Temían que este agua, unida a la desembalsada, pudiera provocar una catástrofe.

En este sentido, López indicó que el desembalse se hacía "de forma ordenada y progresiva", es decir, no se abrirían todas las compuertas del pantano a la vez "porque la idea es que el cauce de la Ribera no crezca demasiado", comentó. Y añadió: "La previsión es que siga lloviendo esta madrugada y no nos podemos arriesgar, debemos iniciar el desembalse para evitar males mayores, podíamos llegar a la cota 359 pero abrimos antes precisamente para evitar daños a los hortelanos".

Miguel López dijo que con el agua recogida solo en el Guadiloba ya está garantizado el consumo de la ciudad durante año y medio. "Ha sido una bendición del cielo", subrayó. El agua desembalsada anoche del Guadiloba directamente se tiró, lo que demuestra "la falta de previsión que tuvo Cáceres" aguantando con un pantano que se inauguró en 1972, que tenía una estimación para 25 años y que, evidentemente, se ha quedado pequeño, sobre todo ayer, un día en el que la lluvia y el viento no dieron tregua en la ciudad.

Los operarios de Parques y Jardines tuvieron que emplearse a fondo para evitar la caída de árboles en distintos puntos de la capital. En el Unide de Charca Musia hubo inundaciones y a las diez de la noche el agua campaba a sus anchas en los portales de Germán Sellers, en Aldea Moret, cubierta por el barro.

Entretanto, la cota del río Almonte, del que se abastece Cáceres, no ha bajado del 70%. Por la mañana estaba en la 204, con previsión de ir subiendo. El Guadiloba dejó de bombear del Almonte el 25 de diciembre, con el ahorro de energía eléctrica que ello conlleva.