La batalla de Bagdad seguirá esperando. Una columna compuesta por un millar de vehículos militares de las tropas de élite de la Guardia Republicana de Sadam dejó ayer la capital y avanzaba rumbo al sur a entre 29 y 58 kilómetros por hora, en medio de la tormenta de arena. Su destino eran los alrededores de Najaf, la ciudad donde desde el lunes se ha librado la mayor batalla de esta guerra. En las 36 primeras horas del choque murieron un millar de iraquís y, según el Pentágono, ningún estadounidense. Pero la batalla de Najaf quizá no ha terminado.

EEUU, según fuentes citadas por la CNN, ordenó ayer ataques aéreos para intentar frenar el avance de la columna iraquí, protegida por la noche y una tormenta que, además de reducir la visibilidad a 30 metros, ha impedido durante dos días que despeguen los helicópteros Apache.

EL CONTROL DE LOS PUENTES

La Guardia Republicana de Sadam intenta recuperar alguno de los tres puentes sobre el Eufrates que los estadounidenses lograron poner bajo su control. Uno está situado al norte de Najaf y fue el primero por el que las tropas dirigidas por Tommy Franks consiguieron, el lunes por la noche, cruzar el Eufrates. El martes, el tercer regimiento del Séptimo de Caballería capturó otro al sur de Najaf. Y la Primera Brigada consiguió ayer mismo controlar un tercer puente al norte.

El cerco sobre la ciudad, una población de más de 100.000 habitantes de mayoría shií situada a unos 150 kilómetros al sur de la capital, parecía completado y, aunque los estadounidenses aseguran que tomar Najaf no era su objetivo, la ciudad parecía bajo su control.

Lograrlo no había sido fácil. Al avanzar hacia los puentes, las tropas estadounidenses encontraron una "tenaz" e "inesperada" resistencia del Ejército iraquí. Pero, sobre todo, en su avance toparon con bien armados grupos de milicias --fedayines, del partido Baaz y Al Quds-- que libraron una dura batalla en la ciudad y en sus alrededores. Los estadounidenses denunciaron que fueron atacados por tropas que vestían ropas de civiles y que disparaban tanques y artillería escondidos en mezquitas y escuelas.