Con ser importante la generación de empleo y las inversiones asociadas a la puesta en marcha de instalaciones que aprovechen las energías limpias, el factor fundamental que se maneja en los planes de difusión de los proyectos es el del beneficio medioambiental.

Para el caso extremeño, y medido en términos de toneladas de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero que se dejarían de emitir a la atmósfera al utilizar fuentes renovables en vez de las convencionales, el plan estatal sitúa el descenso de contaminación en más de 1.200.000 toneladas por año.

Esta no emisión equivale a la contaminación que produciría la cementera de Alconera durante dos años de funcionamiento, o lo que se estima que producirá la futura refinería en un año.

Además, y dadas las pauta marcadas en el Plan Nacional de Asignación de emisiones de gases de efecto invernadero, derivado del Protocolo de Kioto, contaminar tiene un precio, que también se vería reducido gracias a las energías renovables.

De este modo, el PER señala que si Extremadura alcanzase en el 2010 los objetivos marcados, cosa que está muy lejos de cumplir y no parece que nada invite al optimismo, se produciría un ahorro de más de 24 millones de euros gracias a que la merma de emisión de contaminantes que figuran en la lista de Kioto evitaría tener que pagar cantidades adicionales para poder poner en marcha proyectos industriales, al haber disminuido la emisión por otras fuentes.

Central de Almaraz

Y es que con vistas al cierra de la Central Nuclear de Almaraz, prevista precisamente para el 2010, Extremadura puede encontrar en las fuentes renovables, si no una alternativa, si un complemento importante para su producción energética.

En términos de potencia instalada, las renovables --según el desarrollo que marca el plan estatal-- supondrían aproximadamente un tercio de la potencia de los dos reactores de la nuclear. En términos de producción energética, los 4.400 gigavatios hora de renovables equivalen a más de la cuarta parte de lo que genera anualmente la central de Almaraz.

Cierto es que muchas de estas fuentes limpias no pueden ser alternativa, puesto que su producción es muy variable en función de factores como las lluvias, viento o incidencia del sol, pero sí se constituirían en un complemento relevante. De hecho, con lo que se sacaría en términos de producción energética de las fuentes limpias bastaría para abastecer a toda la región y aún sobraría electricidad.

Según el PER, el consumo medio de las familias es de tres megavatios hora por año. Teniendo en cuenta que el plan de renovables da --en términos de electricidad directamente producida o de toneladas equivalentes de petróleo-- una producción de 4.400 gigavatios, lo que se produjese en Extremadura serviría para cubrir la demanda de un millón y medio de familias, o, lo que es lo mismo, para cubrir la demanda de la región durante más de dos años y medio.

Además, otro efecto medioambiental es que determinadas energías --biomasa o biogás, por ejemplo-- utilizan residuos que, de otra manera, hay que eliminar o almacenar. En el lado negativo, casi la totalidad de las pegas provienen de los impactos visuales sobre el paisaje.