La de ayer fue una jornada particularmente violenta en Irak con múltiples ataques de la resistencia que costaron la vida al menos a 10 personas, según los datos oficiales al cierre de esta edición. Todos ellos se produjeron en el llamado triángulo suní, donde se concentra la oposición a las tropas de Estados Unidos.

El ataque más sangriento se produjo en la carretera que une la ciudad de Faluya, a 50 kilómetros de la capital iraquí, Bagdad, con la base militar estadounidense de Habaniya, situada un poco más al oeste. Los atacantes ametrallaron un microbús en el que viajaban un grupo de mujeres iraquís que trabajaban en la citada base de EEUU. Cuatro de las mujeres perecieron y otras cinco resultaron heridas, además del conductor del vehículo.

Pocas horas después, muy cerca del mismo lugar, en la carretera entre Faluya y Ramadi, los insurgentes lanzaron una granada y dispararon con fusiles de asalto AK-47 contra un puesto de control de la policía iraquí. En el ataque murieron dos agentes y un civil que casualmente transitaba con su vehículo por el lugar. Otros cinco policías resultaron heridos.

TRES SOLDADOS MUERTOS Las fuerzas de Estados Unidos tampoco se libraron ayer de las acciones de la guerrilla. Tres soldados norteamericanos murieron en un ataque con morteros perpetrado de madrugada contra una base militar cerca de Baquba.

Por otro lado, el presidente del comité de inteligencia del Senado estadounidense, Pat Roberts, expresó ayer su preocupación porque las armas de destrucción masiva que no han aparecido todavía estén en Siria.