Tras arrasar en su primer asalto a las urnas para presidir la Junta de Extremadura en mayo del 2007, el símbolo de la victoria volvió a lucir el pasado mes de julio en las manos de Guillermo Fernández Vara al ser elegido secretario general del PSOE extremeño. En pleno arranque del curso político, explica a EL PERIODICO cuáles son las claves de su nueva responsabilidad, marcada por la renovación del equipo socialista y las discrepancias del partido a nivel nacional, sobre todo en el debate sobre la financiación.

--Cuando anunció su candidatura a la Junta aseguró que aspiraba a dirigir el partido. ¿Cuál es su siguiente objetivo? ¿Usted, como Ibarra, solo hará política en Extremadura?

--Lo que dije es que teniendo en cuenta la tradición del partido, donde la norma es que quien ostenta la máxima responsabilidad institucional también la ostente orgánica, yo aspiraba a ser el secretario general, pero hubiera aceptado cualquier decisión del partido. Si Juan Carlos hubiera querido seguir siendo el secretario, hubiera estado encantado de trabajar con él o con cualquier otra persona, y estoy encantado y agradecido de que los compañeros me invitaran a presentar mi candidatura.

A partir de ahí, no tengo ningún tipo de aspiración más. ¿Se puede aspirar a algo más que a ser secretario general de tu partido y presidente de la comunidad? De hecho, cuando se planteó la Ejecutiva Federal, yo transmití a los compañeros que prefería que estuviera otro compañero y poder centrarme en el trabajo aquí en Extremadura.

--De momento no se plantea entonces salir fuera.

--No, ni de momento ni de final. El final de mi vida política será estando donde estoy ahora.

--Cuando sucedió a Ibarra en la Junta batió récord de votos y al relevarle en el partido tuvo un apoyo del 99,7%. El inicio es fulgurante ¿pero no teme morir de éxito?

--No, creo que las dos situaciones son consecuencia de hasta qué punto el PSOE se parece a la región. Así, cuando Juan Carlos decide no continuar, hubo una mayoría de extremeños que apostaron por que su sustituto tuviera un amplio respaldo para que no hubiera ninguna quiebra de fortaleza política. Extremadura sabía que con el PSOE le había ido bien y no quería que eso peligrara. Y en el congreso igual, estoy convencido de que mucha gente pensó: hay que darle a Guillermo un apoyo masivo para que aparezca como consecuencia de un proceso de fortalecimiento.

--Sin embargo, el respaldo se reduce (al 78,9%) cuando se elige a la Comisión Ejecutiva. ¿Está relacionado con que ahí termina lo que había pensado Ibarra y comienza lo que decide usted?

--Ahí no me he hecho ninguna composición de lugar especial. Sacar un apoyo de un 75 o un 80% en la Ejecutiva está muy bien, porque cuando empiezas a poner personas, ya hay gente que está más y menos de acuerdo, y no hubiera entendido que hubiera tenido un respaldo unánime. Basta con que haya que alguien que no esté de acuerdo con que esté una persona para que vote en blanco.

--¿Puede ser un síntoma de descontento en el partido?

--No. Ya quisieran otros partidos haber sacado, no solo en la secretaría sino en la Ejecutiva, el apoyo que ha tenido este. Creo que ha sido muy amplio y muy bueno.

--¿Ha conseguido formar "su equipo", como reivindicaba?

--He hecho un equipo en el que están aquellos que yo creía que tenían que estar en ese momento. He dicho muchas veces que yo no tenía "míos" en el partido, míos eran todos como yo soy de todos. Hice lo que objetivamente pensaba que era lo mejor. Y, además, pensé primero en la estructura y luego fui buscando las personas. El hecho de que haya más o menos mujeres no es algo preconcebido, sino que después fui buscando los perfiles.

--Ahora que han pasado ya casi dos meses del congreso del relevo ¿siente que tiene el timón del PSOE en Extremadura?

--Lo he sentido desde el primer momento. Cada día en mi partido tengo el respaldo absoluto y el sentido del timón. Pero también hay que tener en cuenta que Juan Carlos llevaba como secretario general 20 años y yo llevo meses. A ser secretario general se aprende siéndolo y no creyéndote que porque te han elegido estás en posesión de la verdad absoluta. Además, vienen tiempos en los que más que nunca tenemos que fortalecer el partido y darle un ánimo renovado.

--¿Por qué?

--Porque creo que socialmente ahora más que nunca España y Extremadura necesitan un Partido Socialista fuerte, una referencia. Hay mucha gente que confía en el partido aunque no lo han votado nunca pero saben que es un referente.

--¿Cómo se logra esa renovación?

--Yo lo que estoy intentando es, ahora que hay mucha gente nueva, hacer un rodaje muy participativo, pero no porque antes no hubiera participación, sencillamente porque antes había un núcleo duro, que llevaban muchos años trabajando juntos y sabían lo que cada uno pensaba sin necesidad ni de mirarse. Ahora se ha incorporado gente nueva a la que hay que darle cancha, participación.

--En cuanto al panorama político de la región, ¿le preocupa la debilidad de la oposición?

--Yo he defendido siempre, y lo voy a seguir haciendo, mi absoluto respeto por lo que la oposición haga. Lo que sí es verdad es que se funciona mejor cuando hay gobiernos fuertes y oposiciones fuertes. Por mucho que se quiera manifestar lo contrario, hay una situación de debilidad hasta tanto en cuanto hay un candidato que dijo que no quería continuar y están en un proceso de buscar quién lo sustituya. Pero, de la misma manera que yo he pedido respeto para nosotros cuando estábamos en ese mismo proceso, respeto la posición que ellos tengan en ese mismo momento, porque no solo es bueno para ellos, es bueno para Extremadura.

--Javier Casado, Rafael Mateos, Pedro Acedo, Mariano Gallego o Teresa Angulo son algunos de los nombres que bien se han postulado o suenan como posible candidatos a presidir el PP en Extremadura. ¿Alguna preferencia para su oponente en un futuro asalto a las urnas?

--Que gane el mejor.

--¿Ve capacitado a Pedro Escobar para devolver a IU a la Asamblea?

--Tampoco me meto. Yo con Pedro Escobar, con el que me he reunido en este tiempo sin que esos encuentros trasciendan, me entiendo bien. Pero no fui yo el que hizo que no entrara en el Parlamento, fueron los ciudadanos, y no es a mí a quien me tiene que convencer. En cualquier caso, le agradezco mucho el gesto que tuvo el otro día de ir a la celebración del Día de Extremadura.

Lo que pasa es que la política no son solo las personas, son fundamentalmente los proyectos. Las cosas no se resuelven porque ahora esté uno y luego esté otro. Creo que la oposición aquí se equivocaría si piensa que simplemente el cambio de caras les va a aportar algo distinto, es algo bien diferente, que la gente tenga la sensación de referencia y de respeto. Creo que a nosotros se nos respeta, porque somos una referencia. Y eso es lo que le falta a la oposición y lo que tendrán que ganarse si algún día quieren que las cosas sean de otra manera.