El sector financiero concentra el 22,9% de los titulados universitarios de la región. Caja de Extremadura, una de las principales entidades de la región, cuenta con 1.100 empleados, 800 de ellos con al menos una carrera universitaria en su currículo.

Jacinto Guerrero (foto de la izquierda) es el director de Recursos Humanos de esta caja de ahorros. "Antes pedíamos ser buen administrativo; ahora, al margen de la formación, queremos trabajadores que tengan facilidad para relacionarse con el cliente, que se adapten rápidamente a los cambios, mentes abiertas, con capacidad de aprendizaje, con disponibilidad... Aquí no se viene a ser funcionario, hay que trabajar en equipo", subraya, sentado junto a Antonio Callejo (foto de la derecha), miembros del Departamento de Formación.

En su caso, Callejo admite que hay un perfil muy concreto para trabajar en este tipo de entidades: "Vienen de Económicas, Ciencias Empresariales, Actuariales, Administración de Empresas... Pero incluso Derecho". Y de soslayo apunta: "Nos fijamos en que tengan buen expediente, pero aquí han llegado expedientes brillantísimos y luego no han dado buenos resultados".

Por su parte, el director de Recursos Humanos sigue deshilando el perfil de sus trabajadores: "El 65% son hombres y el 35% mujeres, aunque pronto esa situación cambiará, porque ellas están creciendo muy rápido". Además, la edad media de los empleados es de 40 años y la antigüedad en la empresa, de 17.

Ambos confiesan que los cambios se suceden en el seno de la organización: la creciente femenización, la mejor preparación, el rejuvenecimiento de la plantilla, los criterios de elección... e incluso el sistema de aprendizaje. "Antes la formación se realizaba dentro de la empresa. Entrabas como administrativo sin titulación y aquí aprendías; ahora vienen más preparados y se busca detectar las actitudes, los comportamientos...". Eso sin dar la espalda al proceso de enseñanza, a la formación continua. "De nuestros 1.100 empleados, 903 realizaron algún curso el año pasado", agrega Callejo, mientras Jacinto Guerrero subraya: "Las cualidades pueden ser más importantes que la formación; las actitudes son tanto o más valoradas que las aptitudes".