Para Inmaculada Bonilla, alcaldesa del municipio pacense de Táliga, el gran caballo de batalla de los pueblos pequeños es la financiación. "Cada vez nos delegan más funciones pero sin ningún o con pocos recursos", explica. Una situación que se complica si se tiene en cuenta que deben mantener muchos de esos servicios a pesar de que no resulten rentables. Pero además, lamenta que las diputaciones cubran prestaciones impropias que cuestan un dinero que podría invertirse en los pueblos más pequeños.