Cuando a Margarita Xirgu se le ocurrió actuar bajo las columnas del Teatro Romano de Mérida en 1933 algunos que se creían cultos en esa época la llamaron poco menos que loca. Ahora, setenta años después, muchos piensan que bendita locura. La actriz puso la primera piedra de los cimientos del actual Festival de Teatro Clásico de Mérida, que cumple setenta años, aunque la Guerra Civil Española y la posguerra impidieron su desarrollo durante veinte años.

A lo largo de estos años, todo aquel actor considerado consagrado ha pasado la selectividad que supone actuar en Mérida. Desde entonces, Nuria Espert, José María Romero o Francisco Rabal, entre mucho otros, han consagrado este evento y, a la inversa, han alcanzado la cumbre profesional tras pasar por las piedras del monumento más representativo del mundo romano en España.

Además, Xirgu no salió a escena para cubrir el expediente, sino que protagonizó Medea , obra que posteriormente se ha convertido en la más representada en el festival, ya que hasta en quince ocasiones ha bajado a la arena. Fue el 18 de junio de 1933, hace ahora setenta años, empezando con luz del día y terminado de noche, como mandan los cánones del teatro al aire libre.

TRAS EL PARON BELICO

Tras repetir edición en 1934 y 1935, el festival sufrió un parón por la Guerra Civil Española y la posguerra, y no fue hasta 1953 cuando Fedra retomó las representaciones y fue la época de inicio de otro de los grandes consagrado en Mérida, el director José Tamayo, uno de los más asiduos, ya que llegó a representar 17 montajes, situando a actores como Rabal en lo más alto de las artes escénicas tras representar a Edipo en 1954.

Poco después, en 1959, sería Nuria Espert la que tomara el relevo, y así actor tras actor y director tras director hasta nuestros días. Además, los tiempos cambian y ahora música y ballet ocupan un hueco entre las columnas más clásicas.