El Ala 23, inicialmente denominada Escuela de Reactores, comenzó su andadura en diciembre de 1953. Su finalidad era proporcionar a los pilotos del Ejército del Aire la formación necesaria para que su adaptación de los aviones convencionales de pistón a los nuevos reactores procedentes de EEUU fuera satisfactoria.

En 1954 llegaron a la Base de Talavera los Lockheed T-33A, primeros aviones de enseñanza que se integraron en la escuela. Cuatro años más tarde les tocó el turno a los North American F-86F, creándose con ellos el Escuadrón de Aplicación y Tiro. De esta forma, y por primera vez desde su creación, la unidad proporcionaba formación a los pilotos en los mismos aviones que pilotarían en sus posteriores destinos. No fue hasta 1969 cuando aparecieron los conocidos Northrop-CASA F-5.

En 1987, la Escuela de Reactores pasó a denominarse Ala 23 de Instrucción de Caza y Ataque y sus escuadrones se convirtieron en los 231 y 232, conocidos como los Patas Negras del Ejército del Aire. El Ala 23 era ya una unidad operativa dentro del Ejército del Aire, aparte de su función de enseñanza.

El Northrop CASA F-5B, actual modelo en servicio en la unidad, se incorporó a sus filas en 1970. Supuso un importante salto cualitativo en la formación impartida en la escuela. En la actualidad, el Jefe del Ala 23 es el Coronel Guillermo Vayá. Hasta la fecha, el Ala 23 ha acumulado en total más de 230.000 horas de vuelo, en cumplimiento de su cometido de adiestrar como pilotos de caza a oficiales del Ejército del Aire.

Con cierta frecuencia, el Ala 23 recibe la visita de unidades de la OTAN, o realiza numerosos ejercicios con otras unidades del Ejército del Aire.