El factor político será crucial para los extremeños durante el 2003, año de elecciones autónomicas y municipales. De hecho, hace semanas que la precampaña electoral ya ha comenzado para Juan Carlos Rodríguez Ibarra (PSOE) y Carlos Floriano (PP), y ahora les llega el momento de encarar la recta final hacia las urnas.

Además, un dato para la historia: la celebración de comicios autonómicos en el mes de mayo coincide en el tiempo con los 20 años de Rodríguez Ibarra al frente del Ejecutivo regional. Dos décadas de socialismo y de críticas desde una oposición que se ha encontrado con un primer revés en su asalto a la Junta de Extremadura, al conocer que la última encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) augura una nueva mayoría absoluta del actual presidente extremeño, con un 50,3% de los votos, frente al insuficiente 39,6% que alcanzan los populares.

Ibarra repite cartel para enfrentarse en las urnas a un Partido Popular con liderazgo renovado tras el fiasco de Juan Ignacio Barrero. Carlos Floriano se encuentra en ese nuevo grupo de políticos populares que busca el relevo generacional en un partido que se ha trabajado las zonas rurales --su asignatura pendiente-- pero a quien los sondeos le ofrecen una nueva legislatura en los escaños de la oposición.

La otra gran baza se la jugarán Izquierda Unida y Socialistas Independientes de Extremadura (Siex) en una alianza progresista que pretende arrancar algún que otro diputado regional al PSOE para acabar en la política sabática en la que aseguran se ha apoltronado Ibarra.

Para la oposición es tiempo de cambios, pero las estructuras políticas de las fuerzas mayoritarias mantienen inmóviles sus principales peones . Pero tal vez la raíz de la democracia resida, más aún que en el diálogo, en la renovación de dirigentes y en un juego de balances y contrapesos, de modo que el poder no se condense demasiado tiempo en las mismas manos. A pesar del matiz crítico de la oposición, ni socialistas, ni populares, ni izquierdistas han afrontado grandes cambios en el entorno de sus liderazgos.

LOS CARTELES

Una prueba que podrá constatarse en la cartelería de las elecciones municipales. A cuatro meses de los comicios, parece que el Partido Socialista sigue sin dar con la receta mágica que le permita optar con plenas garantías a las alcaldías de las principales ciudades extremeñas. Sólo Francisco García Ramos parece que cuenta con todos los pronósticos a su favor para lograr la alcaldía de Villanueva de la Serena. La alineación que encabezan Carmen Heras (Cáceres), Eduardo de Orduña (Badajoz), Angel Calle (Mérida), Juancho Alvarez (Plasencia) y Julio Carmona (Don Benito) tienen delante de sí una dura batalla para hacer mella a los de siempre : José María Saponi, Miguel Celdrán, Pedro Acedo, José Luis Díaz y Mariano Gallego, cinco pesos pesados con mayorías absolutas que presentan el aval de una gestión entre populista y de control económico, sin muchos ruído.

Pero el nuevo año también sirve para echar una mirada atrás y valorar el primer ejercicio de una sanidad extremeña. La creación del Servicio Extremeño de Salud (SES) ha pasado su etapa de prueba con más proyectos que resultados. El año 2003 verá los primeros pasos de dos nuevos centros hospitalarios en la comunidad autónoma: La Siberia y Tierra de Barros. Asimismo será un año clave para poder constatar si la reducción de las listas de espera es una realidad y si se avanza realmente en el compromiso de lograr una sanidad pública más cercana al ciudadano, de calidad y de primer nivel.

Con la llegada de la gestión sanitaria de la comunidad, Extremadura afronta el reto de casi completar su techo competencial. La justicia será la última transferencia que negociará el Gobierno autonómico. Parece improbable que el acuerdo con la Administración central se cierre en este año, aunque el 2003 puede ser trascendental en todo el proceso negociador entre la Junta y el Ministerio de Administraciones Públicas.

NUEVAS TECNOLOGIAS

Pero el 2002 también deja una Extremadura con voz propia en los foros tecnológicos . El nuevo año puede ser el año del Linex y el de la apuesta de una pequeña región por un proyecto que la prensa norteamericana ha reconocido como el frente abierto contra el imperio de Windows y Bill Gates. A Extremadura empiezan a respetarla fuera de sus fronteras tal vez por ser una comunidad que ha sabido entender que la tercera revolución necesita más de ingenio que de capacidad económica.