XUxno, que por sus canas, ya peina algunas padecidas vivencias tardofranquistas, (y postfranquistas, en pleno régimen democrático ...) ha de asistir en estos días, al nefasto comienzo de un intento múltiple y quizá progresivo y variado de desmembramiento del queridísimo suelo patrio; y, en toda lógica democrática, las minorías territoriales nunca deberían imponerse a las mayorías poblacionales españolas, otrosí, ser respetadas, como hasta ahora, en la promoción y fortalecimiento limitado, de su lengua y su cultura.

Mientras, afortunádamente, en simultáneo, se precipita la aprobación de la Constitución Europea y no deja de cobrar cada vez más pleno sentido una asociación jurídica y política biestatal española y portuguesa, cuando las bases económica y social se incrementan y fraguan día a día.

Nuestro espíritu debiere ser universal, no distinguiendo de razas, etnias o galaxias para extender nuestra solidaridad y fraternidad; el alma o la confederación de almas (léase Sostiene Pereira ) va lentamente consolidando una Europa continental, cansada de históricas conflagraciones internas, y donde afortunadamente parece que cabrán hasta rescoldos del imperio otomano, con lo que realmente esto supone de multiculturalidad y tolerancia ecuménica.

Pero nuestro cuerpo, sin duda no debe tratarse nunca de un conjunto de miembros discordes, separados, disarmónicos y dislocados; nuestro cuerpo y nuestro ser, si es que queremos caminar por el camino de las identidades, ha sido siempre y será el de España (según se connotaba hasta 1640, sin amputación de Portugal), una Península geográfica en el confín europeo, que se erigió en primera antena de Europa que recibía la voz de lejos que le quería hablar... (véase Miguel Torga, en Poemas Ibéricos), cuya eficacia y misión consorciada, aunque diversa, consiste en el encuentro de continentes y mares, culturas y civilizaciones: Europa, Africa, América; Atlántico y Mediterráneo.

Por ello, constituye un importantísimo error y coste de oportunidad histórico gastar nuestro tiempo, nuestra energía y nuestros recursos en el control y en el intento del desmembramiento y separación de nacionalidades históricas de nuestra España. Desde luego, sería mucho más rentable y productivo poder dedicarnos ya a reorganizar, en una asociación jurídica y política biestatal, a España y Portugal.

Confiamos en que pronto limpiemos este borrón en nuestra página de la Historia, puesto que estamos llamados a continuar elaborando páginas mucho más bellas, limpias y claras.

* Profesor de la Uex