Miles de hectáreas de al menos media docena de localidades de la comarca de las Villuercas-Ibores y de ambas provincias extremeñas, han resultado arrasadas por los incendios que desde la tarde del pasado jueves, y con todos los síntomas de haber sido provocados por un pirómano, mantienen en jaque a los servicios de extinción de incendios de la Junta de Extremadura, de las dos Castillas, de Andalucía y del Gobierno central, que han utilizado decenas de helicópteros, aviones, camiones y retenes contraincendios para luchar contra las llamas.

Estos servicios fueron ganándole, a lo largo de la madrugada y de todo el día de ayer, la partida al fuego y, conforme transcurría la jornada, se fue normalizando la situación en las poblaciones, de tal manera que los vecinos de Navalvillar de Ibor que habían sido desalojados en la noche del jueves volvieron a sus casas. No obstante, los daños son incalculables.

La Junta ha ofrecido el dato de que han sido pasto de las llamas 7.500 hectáreas. Sin embargo, vecinos de las zonas afectadas elevan esa cifra y algunos señalan que es cantidad podía multiplicarse por cuatro, porque el frente de las llamas, que se fue modificando a lo largo del día, alcanzó "un gran perímetro" que afectaba a los términos municipales de Cañamero, Guadalupe, Alía y Valdecaballeros.

Los cinco incendios que había en la noche del jueves se habían transformado en dos ya a primeras horas de la mañana: el que alcanzó a los términos de las cuatro localidades citadas, y otro, considerado de gran virulencia, entre los términos de Navalvillar de Ibor y Castañar de Ibor. Contra esos dos incendios estuvieron luchando todo el día los servicios de extinción. A última hora de la tarde de ayer, la Junta emitió un comunicado afirmando que estaban "prácticamente controlados".

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