"Yo intenté que mi hija entrase en una guardería de la Junta, pero no conseguimos plaza", explica Olga Rodríguez, mamá de una niña de dos años y responsable de un centro de ocio infantil. El motivo de esa elección inicial es sencillo: "Allí se pagan como máximo 180 euros y el horario es muy amplio, mientras que en un centro privado pagas eso por unas horas".

Al no conseguir la plaza, sin embargo, Olga ha tenido que optar por una guardería de estas características, ya que tanto ella como su marido trabajan. Sin embargo, coincide con la directora de la guardería Arco Iris cuando señala que "lo que no entiendo es que la Junta diga que faltan plazas y luego ponga mil pegas a los centros que pretenden abrirse".