La puesta en marcha de una refinería en Extremadura, proyecto avanzado por el presidente de la Junta de Extremadura, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, en su discurso de investidura del pasado lunes, supondría un salto cualitativo en el modelo industrial autonómico, con una inversión estimada que rondaría los mil millones de euros, por encima de los 160.000 millones de pesetas. A falta de perfilar aspectos técnicos y de desarrollo del proyecto, actualmente en sus primeras fases de ejecución, la iniciativa, que contaría en su accionariado con capital extremeño y el apoyo de un socio tecnológico, dará además un vuelco al mapa del refino nacional, donde no se pone en marcha una instalación de estas características desde hace 30 años.

De la envergadura del proyecto dan cuenta unas cifras de generación de empleo que se situarían por encima de los 500 puestos de trabajo directos y aproximadamente unos 2.000 indirectos. La fase de ejecución, de entre dos y tres años, arrancaría con los estudios de impacto ambiental, ya que se trataría de una refinería de interior, como la que Repsol tiene en Puertollano, en la provincia de Ciudad Real. En cuanto a las posibles ubicaciones, actualmente pendientes de concretarse, son varios los requisitos que debe cumplir una instalación de este tipo. Por ejemplo, debido a la estructura del mercado del refino en España y al margen de la cercanía a los centros de consumo (Madrid y Portugal, sobre todo), variables como que no haya una instalación de similares características en un radio de doscientos kilómetros a la redonda suelen ser sopesadas para proceder a inversiones de este tipo.

OTRAS REFERENCIAS

También se ha tomado en cuenta el acceso a los oleoductos actualmente construidos, para la distribución de los productos terminados, al tiempo que también se analiza el acceso al crudo para proceder a su refino, que en España siempre llega por barco. De hecho, es Huelva la posible entrada por mar de este tipo de combustible, según los análisis preliminares realizados hasta el momento. Es precisamente en Extremadura donde nace el oleoducto que comunica con Madrid, por lo que la zona elegida para el enclave de la refinería se situaría en el centro físico de la comunidad. Excepto la de Puertollano, las nueve refinerías distribuidas por la geografía nacional están situadas en la costa. El motivo básico de estas ubicaciones no es otro que durante el refino del crudo se produce gran cantidad de fueloil, altamente contaminante, que debe ser vendido y transportado siempre por barco. Las inversiones actuales en este tipo de industrias, cuyo importe se multiplica en función de la tecnología empleada, plantean la elaboración de hasta cuarenta productos distintos. Y cuanto más sofisticados, menos fueloil se genera, hasta convertir en derivados del petróleo la totalidad de la materia prima tratada.TENDENCIAS DE MERCADOLas tendencias en los mercados internacionales apuntan a un sobrecoste en las inversiones precisamente por tratarse de tecnología no contaminante, lo que genera productos de alto valor añadido más allá del fueloil, que solamente sirve para ser quemado como combustible primario.Por lo general, una refinería de tipo medio suele tratar un total de 500.000 toneladas métricas de crudo al mes, lo que supone cerca de seis millones de toneladas anuales. Sobre este escenario, y teniendo en cuenta que entre los productos terminados se encuentran querosenos, gasóleos, gasolinas, aceites lubricantes, coque, plásticos y productos asfálticos, entre otros, la facturación anual de unas instalaciones de este tipo, si se tiene en cuenta la inversión estimada de mil millones de euros, rondaría los 3.000 millones de euros, algo por encima de los 500.000 millones de pesetas.Entre las primeras reacciones al anuncio de Rodríguez Ibarra de las negociaciones para la instalación de la refinería se encuentra la de Casto Bravo, presidente de la Asociación Regional de Empresarios de Estaciones de Servicio. A su juicio, la creación de una refinería es "muy positiva" pero expresó sus "dudas" de que sea "factible". Bravo subrayó que el proyecto repercutiría a la baja en los precios del carburante. Sin embargo, se mostró "asombrado" porque no conocía nada sobre este asunto, a pesar de que mantiene contactos frecuentes con las petroleras españolas.