Ni el Gobierno de Irak ni el de Estados Unidos han informado todavía de manera oficial del número de muertos civiles que han causado los dos días de bombardeos. Los aliados parecen querer cumplir lo que anunció el presidente estadounidense, George Bush ("ésta será una guerra rápida y limpia"), mientras que el régimen de Sadam Husein quiere aparentar una fortaleza que su diezmado Ejército no posee.

Por ahora, y después de haber sido atacado con intensos bombardeos el mismo centro de la capital, el régimen iraquí solamente ha reconocido un muerto, un taxista palestino que murió el primer día.