Creí que no quedaban de esa clase de políticos. Cada día es más difícil toparse con personas que anteponen su honorabilidad a los beneplácitos del cargo. El valor de dimitir es hoy un hecho diferencial entre quienes ostentan parcelas de poder. Y por eso me sorprendió la decisión de Amigo.

Por eso y porque, tal vez, decidió asumir responsabilidades antes que buscar ´culpables en cascada´. Por eso y porque antepuso un contundente ´irrevocable´ a una decisión que pocas veces se oye en política. Por eso y porque su despedida sonaba a despedida forzada sin tener, por el momento, un argumento de peso sobre el dedo acusador.

Pero ayer entendí que irrevocable en política es un hasta luego. No dudo de que Rodríguez Ibarra tenga razón al defender a su consejero y que Amigo mantiene intachable su hoja de servicios. Es más, le puedo llegar a creer. Pero ahora sí me quedan dudas, porque ayer eché en falta el valor añadido del político que anunció que su decisión no era un viaje de ida y vuelta.

Por eso y porque muchos extremeños tendrán la sensación de que la política es algo más serio que una declaración de intenciones. Es algo más que una campaña de imagen. Por eso y porque hoy me cuesta aún más entender qué sentido tiene en esta vida dimitir de forma irrevocable.

*Periodista