Mientras las principales ciudades de la región impulsan el crecimiento de la población extremeña, la mayoría de las localidades invitan a todo lo contrario. Los pequeños municipios consolidan la tendencia de perder población año tras año, y la crisis de los últimos tampoco ayuda a buscar nuevas oportunidades de empleo en esta zonas. De hecho, más de 230 localidades restan a fecha 1 de enero del 2010 vecinos, más del 60% del total, frente a los 132 que ganan al menos un nuevo habitante.

Analizando cada uno de éstos, llama la atención la tendencia a la baja que siguen grandes poblaciones como Villafranca de los Barros (-90 habitantes), Jerez de los Caballeros (-257) o Trujillo (-130), que lejos de ganar población siguiendo la estela de las ciudades, caen en el número de empadronamientos. La explicación hay que buscarla principalmente en el empleo, en el caso de Jerez ligado al gran negocio empresarial de Alfonso Gallardo.

"Durante el 2009 se hicieron obras de ampliación en la siderúrgica, lo que trajo a numerosos tailandenses al municipios que se inscribieron en él", explica la alcaldesa Francisca Rosa. Las obras se acabaron y los empleados volvieron a su país, y con ello la caída de la población, que siempre se ha mantenido en torno a los 9.800 habitantes.

Aunque el padrón recoge datos del 2009, la difícil situación económica en la siderúrgica durante el 2010, adelanta Rosa, podría tener también consecuencias negativas para el próximo padrón. De momento, Jerez es el municipio de la región que más empadronados pierde. Aunque cabe destacar dos curiosidades, en Galisteo y Moraleja. Ambos pueblos cacereños constan como que han perdido más de 800 habitantes cada uno, pero se achaca a la independencia de los municipios de Alagón del Río y Vegaviana, bajo la dependencia de éstos hasta este año.

En el lado opuesto destaca principalmente el próspero municipio de Jaraíz de la Vera, que en solo un año ha sumado 396 vecinos más, llegando a los 6.863; y otros como Cabezuela del Valle (126) o Calamonte (+106). Aquí la crisis también juega un papel importante. "La agricultura tiene una gran importancia y es posible que haya regresado gente que se fue en busca de trabajo", explica el alcalde de Calamonte, Salvador Alvarez. Estas tareas, la cercanía a Mérida y la apuesta por las infraestructuras locales, son otros factores que convierten a este municipio, que gana población por cuarto año consecutivo, en un pueblo "con aspiraciones de ciudad y muchas oportunidades", señala su alcalde.

Entre las 132 poblaciones que suman nuevos vecinos, destaca también Aldehuela del Jerte, que con 44 habitantes más supera los 300, o Valencia del Mombuey, que gana 27 tras años de descensos y alcanza ya los 800 vecinos. "Se nota que han regresado al pueblo jubilados, portugueses que buscan una vida mejor y la de gente joven que se marchó y buscan oportunidades aquí". Es la única explicación porque solo nacen al año dos o tres bebés.