--El 2004 ha sido un año de contrastes. Récord de ayudas en el campo y de cierta conflictividad en el sector.

--Es cierto que es el año con más ayudas del Feoga Garantía, 616 millones de euro. Nunca había llegado tanto dinero. Extremadura ha ido creciendo y hemos batido todos los récords. ¿Un año conflictivo? Evidentemente ha habido problemas. Pero no todos los sectores han estado en la misma situación cuando se analiza en profundidad. Por ejemplo, frutales. Cayó la producción un 60%. ¿Sería eso un año malo? Si no existieran los seguros agrarios, sería un año catastrófico. Nadie se ha quejado al haberse mantenido la renta agraria de los agricultores. Todo depende.

En el sector del ovino ha sido un año bueno hasta que salió el problema puntual de la lengua azul. El vacuno también funcionó bien. El sector del porcino, el más importante, ha tenido un buen año. En tomate hubo menos producción por hectárea, pero hemos superado la producción de años anteriores. De igual manera, podemos destacar la evolución de nuestros vinos o del sector de la aceituna. Los viejos agricultores decían que los años bisiestos no eran buenos. El 2004 ha tenido luces y sombras, pero en el sector agrario siempre va a ser así. ¿Y en qué sector no?

En el sector hay que hablar de la confianza que tiene en el futuro. Y lo demuestran datos como la subida en la compra de maquinarias agrícola. En Extremadura, la política de la Junta quiere abandonar la agricultura del llanto, de queja permanente. Hay que apostar por la profesionalidad y la modernización.

--Europa juega hoy un papel determinante en ese futuro del que habla.

-- Si nos comparamos a como estábamos antes y ahora, son dos caras muy distintas. Nosotros queremos más Europa. Todos los países desarrollados tienen una agricultura subvencionada. Europa, si quiere tener un agricultura de calidad y con seguridad alimentaria, debe ir por ese camino, con una apuesta decidida por las organizaciones común de mercado. Por eso estamos en contra de la aplicación de la reforma intermedia de la Política Agraria Común (PAC), porque permite a los Estados miembros un grado de desacoplamiento distinto y así no existe una política común.

--¿Cómo sale Extremadura de esta reforma?

--Es una reforma que no apoyamos, que pone a algunos conceptos diabólicos como la posibilidad de cobrar sin tener ninguna obligación de producir. En ese marco, aprobado en el 2003 con el Gobierno del PP, Extremadura ha pedido que la aplicación de esa reforma pudiera mitigar los daños que pudiera producir. Por eso planteamos un desacoplamiento parcial en todos los sectores. Si en el ovino aplicáramos un desacoplamiento total, perderíamos la mitad del censo de la cabaña. Y seguirían cobrando la misma ayuda. Y eso no lo queremos. En todos los sectores hay profesionales del llanto.

--Pero realmente, ¿cuánto pierde Extremadura en este marco?

--Con la reforma intermedia, Extremadura salva los muebles. Perder dinero no lo veo en ningún sector. En el aceite de oliva se va a incrementar lo que cobramos. En el tomate se ha pasado de 32 a 44 millones de euros en sólo dos años. ¿Era pensable que el sector agrario experimentara este avance? Un ejemplo: en las Vegas Altas hay 6 proyectos ligados al sector productor de más de 12 millones de euros. ¿Eso era asumible hace unos años? Si es así es porque el sector cree en el futuro. Y el sector agrario, con esas inversiones devuelve a la sociedad parte del dinero que recibe. Se legitiman las ayudas. Y en ese camino, también hay que incidir en la necesidad de asegurar las producciones, de garantizar la renta de los agricultores. El agricultor debe convertirse, cada vez más, en empresario, que asume sus riesgos con sus decisiones. Un ejemplo de eso es el avance experimentado en el sector de la fruta.

--En la parte de las ´sombras´ se encuentra un sector tabaquero dividido, con recorte de ayudas y con protestas en la calle.

--No creo que haya desencuentros. Hay sintonía con todo el sector. Un sector amenazado por Europa. La Mesa del Tabaco se creó con el acuerdo de todos. El tabaco es demasiado importante como para eso. Ahora mismo están garantizadas hasta el 2010. Se han establecido ayudas complementarias. Las puertas de esta consejería van a estar siempre abierta al diálogo, la colaboración y la búsqueda de soluciones. Los tabaqueros quieren seguir haciendo tabaco. Y en esa frase estamos nosotros. ¿Por qué? Porque es un sector que genera mucho empleo y no tiene alternativas. Las alternativas es el propio tabaco.

--Sin embargo, el futuro es poco esperanzador.

--Por eso estamos haciendo otras cosas. Por eso se ha constituido el Foro del Tabaco para analizar esa situación. Estamos además fomentando la creación de la interprofesional. Por primera vez en España se ha sentado la industria para hablar del futuro del sector. Tenemos tierra, suelo, agua y agricultores para competir. El tabaco genera un millón de jornales en Extremadura y ante eso no tenemos alternativas. El agricultor no quiere el desacoplamiento total.

--La batalla del olivar se ha decantado por la producción intensiva. ¿La decisión final ha sido cuestión de peso político?

--No. Venimos cobrando 180 euros por hectárea. Vamos a cobrar 250. Con la propuesta del ministerio, Extremadura es la que más ha subido. Pero no estamos contentos con eso. Queremos negociar. Y estamos en una negociación abierta y espero que en poco tiempo tengamos buenas noticias. Estoy seguro que se va a incrementar. ¿Quién ha dicho a eso que no? En el olivar se ha mejorado mucho. Se ha avanzado en la mecanización en este tiempo y con unas ayudas inferiores a las que se van a cobrar.