José María Mollinedo trabaja en la Agencia Tributaria desde 1988, pero hace ahora siete años algo cambió. "Me di cuenta de que, en el área de inspección y en el resto, no había interés efectivo en combatir el fraude, sino en cumplir expendiente. Cumplir el trámite, llegar a objetivos y que los verdaderos contribuyentes que estaban defraudando de forma mucho más cualificada en muchos casos se iban de rositas", explica. Por eso, decidió unirse al Sindicato de Técnicos de Hacienda, desde donde ahora, como secretario general, intenta cambiar esta situación, para que no solo los asalariados sean honrados. Que para algo Hacienda somos todos.

--El último estudio de Gestha demuestra una gran diferencia entre los ingresos que declaran trabajadores y pensionistas y los de los empresarios, ¿por qué se produce?

--Por el fraude. Lo que revela el estudio es quiénes no pueden defraudar --quienes perciben un salario que, por el sistema de retenciones, está muy controlado-- y quiénes lo hacen: todos aquellos que se pueden escapar.

--Esto ocurre en todas las comunidades, aunque Extremadura está entre las que presentan menores diferencias.

--Eso viene motivado porque los trabajadores de Extremadura declaran unas rentas netas inferiores. Esto es coherente con la situación histórica que arrastra la comunidad, que presenta índices más bajos de PIB. Lógicamente, si los asalariados ganan poco y los empresarios, como ocurre, mantienen un comportamiento en línea con la media nacional, la diferencia entre lo que declaran unos y otros es menor. Pero no por mérito de los empresarios de la región, sino como consecuencia de que los trabajadores ganen menos.

--Otro aspecto que destaca su estudio es que los empresarios en general declaran menos ingresos que los que dan cuenta de sus ingresos por módulos, los pequeños autónomos.

--Sí, llama mucho la atención que esos profesionales como puede ser un taxista, un electricista, que no tiene más que uno o dos trabajadores, y que pagan en función de un sistema objetivo (por número de trabajadores, por la potencia de carga de la furgoneta, por el número de metros de barra en el caso de un bar...), declaren más que los empresarios que llevan una contabilidad.

--O sea, que para estos últimos es aún más fácil hacer la trampa.

--Exacto. Y si ya los que están por módulos declaran poco, el que está en estimación directa, declara menos. Habitualmente, los empresarios no declaran una parte de los ingresos y sí todos los gastos.

--¿Cómo está evolucionando este fenónemo con el tiempo, se va reduciendo o se acentúa?

--Es un problema que llevamos registrando desde 1994, cuando comienza la serie histórica que manejamos, y que a partir del 2000 se ha ido incrementando de forma significativa. De hecho, ante esta situación, yo creo que de forma consciente la reforma fiscal de la renta del 2006, que comenzó a tener efecto al año siguiente, anotó una reducción específica para los trabajadores, para disminuir el rendimiento neto, como efectivamente ha ocurrido. En consecuencia, también se ha rebajado la diferencia entre lo que declaran estos contribuyentes y los empresarios, pero no lo suficiente para que estos últimos, en términos globales, den cuenta de más ingresos.

--¿A cuánto podría ascender este fraude?

--Las últimas estadísticas sobre ese tema son del Banco Mundial y determinan la economía sumergida en varios países de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico). En el caso de España, la sitúan en el 22,7% del PIB.

--¿Cuánto dinero supone?

--Aplicando la presión fiscal, en torno a 90.000 millones.

--En su informe, también determinan los fraudes más comunes, ¿cuál es el extremeño?

--En el caso de Extremadura, al igual que en Andalucía, predomina el fraude en el sector primario, es decir, la agricultura y la ganadería. Históricamente, ha sido común pensar por parte de quienes han vivido en el campo, alejado de las ciudades y los servicios públicos y no han tenido una conciencia de por qué pagar los impuestos, si pensaban que no iban a recibir nada a cambio. Eso se ha ido asentando en la ideología de las personas que operan en este sector y en la agricultura y ganadería existe un elevado nivel de fraude.