José Miguel Iglesias es director del IES Al-Qázeres, en la capital cacereña. El instituto está catalogado como de Atención Educativa Preferente "dadas las condiciones socioeconómicas y culturales de las que proviene gran parte de su alumnado". Si bien el centro no se caracteriza por tener muchos estudiantes de minorías étnicas o extranjeros, gran parte de ellos "necesitan una observación mayor para lograr una vida académica normalizada". No obstante, asegura que los pocos alumnos inmigrantes o de etnia gitana matriculados en el centro "no suponen dificultad alguna para el profesorado o los compañeros" en cuanto a educación o racismo.

Algunos alumnos de este y otros centros, provengan o no de minorías, "no están acostumbrados a cumplir ciertas normas básicas de convivencia, lo que puede dar lugar a una mayor conflictividad" y a casos puntuales de violencia. Este tipo de comportamientos, a pesar de no tratarse de "un problema grave, sí que suponen una preocupación continua" y una mayor atención.

El centro tiene en marcha "varios programas de innovación educativa para alumnos de este tipo", como los de educación compensatoria, que están destinados a los alumnos "más complicados" que requieren de una "mayor adaptación curricular" para evitar el fracaso al que estarían "abocados con los contenidos normales o estándar".

Los problemas de convivencia, asegura el director, son generales en todos los centros de Secundaria. Para solucionarlos, el profesorado ha de aplicar un tratamiento "educativo más que sancionador" con el fin de que los conflictos "sirvan de pretexto para dar lugar a un aprendizaje". El instituto Al-Qázeres pone en práctica este método "dentro de un proyecto llamado aula de convivencia que funciona desde hace dos años" con un "profesional que entabla conversación con los estudiantes que crean algún tipo de dificultad en clase", y con los que firma "una especie de contrato".

Además, el centro cuenta con un "equipo de mediación" con el fin de fomentar la convivencia y hacer cumplir las normas "a través del diálogo", independientemente de la procedencia del alumno.

Según Iglesias, "en Extremadura hay centros que tienen fama de conflictivos por ubicarse en determinadas zonas, aunque muchas veces esa fama es mayor que la realidad", a lo que añade que, en su opinión, el nivel de "violencia o de acoso escolar en la región es, por regla general, bajo".