El escultor Juan de Avalos concedió en febrero del año pasado una entrevista a EL PERIODICO EXTREMADURA. Lo hizo durante una visita a su ciudad natal, Mérida, a la que regresaba con frecuencia. "Vengo a Mérida a depositar flores al cementerio, a mis raíces, a la casa de la calle Castelar, donde había una casa romana del siglo II, que nunca pude comprar", afirmaba entonces. Aunque se definía como "un paleto, un hombre de pueblo", explicaba que no había regresado a Extremadura porque "la familia manda mucho, hubiera sido entorpecer los estudios. No se puede ser egoísta".

MEMORIA FRESCA A pesar de sus 94 años, el escultor extremeño atesoraba un aspecto físico envidiable y una memoria fresca. De la guerra civil aseguraba que "fue una vergüenza. No se puede hacer una guerra con un pueblo que no estaba preparado y pobre. Los jóvenes tienen ahora una responsabilidad tremenda, la de disculpar y tender la mano".

Avalos acababa de recibir por esas fechas un homenaje en la localidad de San Pedro de Mérida. En aquel acto agradeció el reconocimiento --"Me habéis dado una lección de gratitud" dijo--, y recordó una anécdota en la que el escritor Miguel de Unamuno le aconsejó, antes del estreno de Medea en el teatro romano en 1934, que fuera fiel a sí mismo y tuviera amor por sus mayores, "y eso es lo que hecho, ser extremeño y amar lo que mis padres me enseñaron".

Sin embargo, Avalos no se consideraba partidario de este tipo de reconocimientos. "El homenaje es la obra, es la que tiene que decir si un hombre ha pasado por la vida en beneficio de los demás", señalaba en la mencionada entrevista.

Su nombre quedó ligado para siempre a una de sus trabajos, el conjunto escultórico del Valle de los Caídos, lo que motivó que incluso en su ciudad de origen fuera criticada la construcción de un museo para su obra."No me meto ni en problemas ni en política. Yo suscribo lo que dijo Emilio Castelar cuando le preguntaron si la política era un arte o una maña, y dijo que era una artimaña".