Nacimiento: Mérida, 1948.

Estado: Casado, una hija.

Formación: Magisterio y licenciado en Lengua y Literatura.

Ocupación: Secretario general del PSOE en la región, exdiputado socialista por Badajoz y expresidentede la Junta de Extremadura.

El expresidente de la Junta de Extremadura, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, no olvida la riada del 1997, a partir de la cual, dice, los extremeños pueden hacer lo que se propongan.

--¿Cómo se enteró de la noticia y cómo llegó a Badajoz, que estaba incomunicada?

--Confieso que esa noche estaba más preocupado por mi hija que por cualquier otra circunstancia, porque un pino del jardín de la residencia oficial se cayó cerca de la ventana de donde dormía y había vivido hacía dos años una riada en Santo Domingo de Olivenza, muy dramática. Mi mujer y yo estábamos preocupados. Esa noche me informaron de que se había alertado a los ayuntamientos de la situación climatológica que se avecinaba y de que se detectaban algunos problemas, pero nunca de la catástrofe que se fraguaba sobre Badajoz, Valverde y Balboa.

Intenté comunicar con los consejeros pero se cortaron las comunicaciones. La radio tampoco daba información respecto a la tragedia humana que se vivía en Badajoz. Sobre las 7.30 oigo que hay muertos en Badajoz y empiezan a llegar algunos consejeros. Conseguimos comunicar con la delegación del Gobierno, con Oscar Baselga, y me hago una idea cabal de lo ocurrido; hablaba de 14 o 15 muertos; espeluznante. Tuvimos una reunión del Consejo de Gobierno y cuando nos dijeron que se podía llegar a Badajoz nos fuimos cada uno en un coche. Yo pasé por el puente del Rivillas, paré y vi que era exacto lo que me informaron. Después, con el alcalde y el delegado del Gobierno se formó el gabinete de crisis y comenzó el proceso de recuperación.

--Usted había vivido una riada. ¿Le influyó la de Badajoz?

--En Badajoz había gente que me decía usted no sabe lo que es esto, que es lo lógico en una persona que ha sufrido una tragedia; y yo decía para mí: sí lo sé. Y por eso me hago cargo de la situación de una forma más fría que seguramente la persona que nunca lo vivió. Quizás me ayudó a entender que se podía abordar la tragedia. Mi casa se destruyó y vi que se podía arreglar. Recuerdo mi obsesión, después de poner a salvo a mi familia, por levantar el frigorífico; creía que poniéndolo en pie ya empezaba. Una estupidez, pero necesitas empezar por algo. Y sirvió también para decir aquello, cuando Iñaki Gabilondo pregunta ¿quién es el responsable?: Yo. Estaba obsesionado por empezar y me pregunté ¿Por qué no vamos a ser capaces de dar una respuesta a esto?

--Fueron 25 muertos; ¿muchos, no? ¿Cómo lo recuerda?

--Muchos. Y el funeral de Badajoz fue tremendo. Nunca agradeceré lo suficiente a don Antonio Montero su homilía. No he vivido ningún funeral como ése; la tensión se cortaba, las miradas de los familiares eran de las que un político es incapaz de quitarse de encima. Una palabra mal dicha hubiera significado un drama humano y sin embargo hizo una homilía que yo dije, eso debe ser un pastor. El Príncipe también ayudó mucho. Con él sentías que España estaba y era en ese momento comprensiva con lo que ocurría en Extremadura. Y me ha servido de alivio cuando ha habido enfrentamientos con otras administración; Badajoz, que si nos peleamos el alcalde y yo por las luces del puente; eso no es nada. Cuando hubo que colaborar de verdad, se colaboró; lo demás es de pelea diaria. Pero para hacer 1.200 viviendas para la gente que lo perdió todo, en momento se colaboró.

--Lo que se hizo en Badajoz, se hizo por primera vez en España. ¿Se ha vuelto a hacer?

--Nunca más. En Barcelona con lo que está ocurriendo, salvando las distancias, todavía están discutiendo quién tiene la culpa. Ni en Melilla, ni en Biescas, nunca lo que se hizo aquí.

--Siempre se ha puesto como ejemplo la coordinación entre las tres administraciones. ¿De verdad fue todo tan ejemplar?

--Yo decía que alguna vez puede que la Administración tenga razón, pero la gente tiende a ponerse de parte del ciudadano y cuando ocurre una cosa de éstas, la mayoría actúa honradamente, pero hay quien a río revuelto ganancia de pescadores . Hubo reivindicaciones desproporcionadas e injustas. Nosotros lo hicimos todo con las asociaciones de vecinos, y surgió una de damnificados. Había quien quería conseguir algo a que no tenía derecho.

Creo que la clave de la coordinación fue que 25 muertos son muchos para ponerse a discutir. Si yo no hubiera dicho yo soy el culpable, seguramente hubiese sido más difícil coordinarse. Pero si nos ponemos a buscar responsabilidades hubiéramos llegado a unas conclusiones tremendas para la gente que había sufrido. Una casa construida en el cauce de un río es una casa mal construida. Sería el colmo que además de haber perdido a sus seres queridos y sus casas, decirles a los afectados ustedes estaban donde no debían.

También fue una cierta osadía cuando dije van a estar ustedes en navidades en viviendas y en las siguientes en una casa nueva. No había dinero, pero sabía que cuando hiciera ese reto ¿quién se iba a oponer? ¿quién no iba a prestar colaboración? Y al final me encontré con el vicepresidente del Gobierno, Alvarez Cascos, que ofreció el 50%. Desde entonces mantenemos una amistad.

Creo que fuimos sensatos e inteligentes, pues lo que no se hiciera en ese momento no se haría nunca. Ejemplos hay en España y en el mundo. A mí todavía me emociona recordar a la policía, a los bomberos, a los vecinos con el agua al cuello. Y me da pudor decir lo que hicieron las administraciones porque parece que no tenemos en cuenta lo que hicieron otros. Me da pudor, pero al lado de una tragedia hubo también una odisea.

--Visto desde hoy, ¿se hizo todo lo previsto, o queda algo?

--Más de lo que se hizo es imposible. Dos años después estaba la gente en sus casas. No se pudo recuperar la vida de quienes la perdieron, ni la convivencia en un barrio, pero ahora tendrán otro tipo de convivencia en los barrios que se han hecho.

--¿Pensó en algún momento que las administraciones podrían tener responsabilidades?

--Siempre se lo plantea uno, pero quise cortar eso. Era un barrio de aluvión de los años 50, la gente se construye su casita donde puede... Cuando caen más de 125 litros de agua en dos horas, no hay Administración que pueda con eso. Claro, si no hubiera habido casas, no habría tragedias humanas; pero el río siempre toma sus dominios.

--¿Supuso la riada un antes y un después para su gobierno?

--Sí. Después de eso Extremadura se dio cuenta de que estaba preparada para hacer cualquier cosa. Y he aprendido que en política, si quiere hacer algo, se hace. Incluso las viviendas de 60.000 euros de hoy son producto de aquello. Los jóvenes que van a vivir en esos pisos que sepan que se hacen porque hubo gente que murió por causa de una tragedia y aprendimos que se pueden hacer viviendas a precios asequibles.

Entonces se demostró que había un poder autonómico responsable, que decidía. Da pudor decir que te sientes orgulloso, porque hay 25 muertos; pero al tiempo, los extremeños, que no tenemos muchas obras colectivas... ahí daba gusto. Es la primera vez que vi el espíritu regional y nunca más lo he visto.

Tengo en la memoria a la gente que estaba en el Perpetuo Socorro y recuerdo que cuando dije que en Navidad estarían en una casa y que en las siguientes tendrían una nueva, una niña muy despierta, de 12 años, me dijo: eso es mentira. Y le respondí: me juego un beso contigo. Me gustaría que a los diez años me pagara el beso.