NACIO EN VILLANUEVA DE LA SERENA

EDAD 41 AÑOS

TITULACION EDUCADOR SOCIAL

CARGO DIRIGE DESDE HACE 10 AÑOS LA COMUNIDAD TERAPEUTICA VEGAS ALTAS UBICADA EN DON BENITO Y DEPENDIENTE DE LA JUNTA DE EXTREMADURA

En la región existen varias comunidades terapéuticas autorizadas por la Junta que se dedican a la prevención, rehabilitación, capacitación y reinserción laboral del drogodependiente. Juan Reja dirige una de ellas en Don Benito.

--¿Qué labor se desarrolla en una comunidad terapéutica?

--Básicamente, realizamos un programa de deshabituación de las drogas con todos los usuarios que acuden ya desintoxicados, pues previamente han pasado por un Centro de Acogida Inmediata. Nuestra comunidad desarrolla un tratamiento libre de drogas, pues no dispensamos metadona. Nuestros 16 usuarios están en régimen de internamiento, y con ellos actuamos de forma interdisciplinar, pues hay intervenciones psicológicas, sociales y, además, damos soporte judicial a las personas con problemas asociados al consumo de drogas. En definitiva, buscamos una normalización biopsicosocial de los usuarios.

--¿Cómo ha evolucionado el perfil del consumidor?

--Si nos remontamos hace diez años, el perfil del paciente era el típico drogodependiente de heroína pura y ya empezábamos a ver consumidores de mezcla de heroína y cocaína. Con los años se ha visto una evolución, ya que cada vez hay más gente que demanda el ingreso en nuestro centro por su adicción a la cocaína pura y al alcohol y la edad de estos pacientes es cada vez menor. Ahora tienen entre 20 y 21 años y antes rondaban los 30.

--¿Se han hecho notar las drogas de diseño?

--Las drogas de diseño van en función del policonsumo. La mayoría de los que llegan con adicción a la cocaína, son policonsumidores, y han probado el éxtasis. Adictos sólo a drogas de diseño no hemos tenido.

--¿Qué factores han influido en este cambio de hábitos?

--Es evidente que el perfil y la imagen del heroinómano impactó mucho en su día. De forma penosa, acabó asociado a una serie de enfermedades derivadas del consumo de drogas, como el sida o la hepatitis, y eso causó un gran impacto social. Además, el heroinómano se asociaba a un entorno social marginal. Todo esto ha cambiado. La accesibilidad que hay ahora a la cocaína es evidente y las personas que la consumen no tienen ese desarraigo social, es gente que mantiene sus trabajos y no tiene problemas de desestructuración familiar. Esto de las drogas es como cualquier otra moda. No obstante, el problema no es la sustancia, sino el uso que se haga de ella.

--El tratamiento, ¿también se adapta a esta evolución?

--Es importante que los profesionales nos vayamos poniendo al día en las nuevas terapias. Aunque muchas de las intervenciones comunes sean válidas para las personas que consuman diferentes sustancias, las pautas de tratamiento no deben ser las mismas. De todas formas, una determinada sustancia no marca un tiempo de estancia en el programa. La estancia media es de nueve meses pero, como en todo, depende de cada caso.

--¿Es difícil desengancharse?

--No es fácil. Depende de muchas cosas. Pienso que un programa de tratamiento a una persona le puede ayudar en un 10%. El resto, debe ser un trabajo personal intenso por parte de la persona con el problema.

--La condición de extoxicómano, ¿es un lastre a la hora de encontrar trabajo?

--Sí, lastimosamente, lo sigue siendo. La consejería tiene un programa de becas bastante válido, pero es penoso que las empresas, una vez que dejan de beneficiarse de las ayudas, no se planteen la continuidad de estas personas.