La Guardia Civil ha recuperado este año más de mil piezas arqueológicas robadas en yacimientos extremeños, principalmente de los enclaves de Cáparra, Aliseda, Villafranca y Hornachos, y que iban a ser vendidas en el mercado negro. Según ha podido saber EL PERIODICO EXTREMADURA, la mayor parte de los expedientes incoados por la Junta de las denuncias tramitadas por el Seprona son de personas residentes en Sevilla y en Córdoba, sobre todo, que aprovechan el fin de semana para venir a Extremadura con aparatos detectores de metales para expoliar estos yacimientos.

Este hallazgo forma parte de la llamada Operación Tambora , realizada por la Guardia Civil a lo largo del 2002 en cuatro regiones españolas, y que culmina con 107.862 piezas arqueológicas intervenidas, que han sido trasladadas ahora por el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) al Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico.

En la actualidad, los yacimientos arqueológicos extremeños están vigilados por fuerzas de la Policía Judicial y las del Seprona, aunque sobre todo por los guardias rurales, que son los que se mueven más por estas zonas. En este sentido, personal de cualquiera de estas instituciones reclama la documentación y registra los vehículos cuando se atisba a una personas con un detector de metales.

El Gabinete Jurídico de la Junta de Extremadura está personado en este caso, pero todo está ahora en el Juzgado de Instrucción Número 1 de Ecija (Sevilla), y cuando termine todo el procedimiento judicial se pasará a la recopilación de datos, antes de la vista oral, para después trasladar las piezas robadas en Extremadura una vez que se conozca su procedencia.

Estos expolios se han convertido en algo frecuente en la región en los últimos años. La última gran operación, antes de Tambora , se produjo en diciembre del pasado año, cuando una red organizada cometió robos en varios castillos extremeños. Así, desapareció un escudo heráldico del castillo de Medellín (Badajoz); una pieza del palacio de los Pizarro-Carvajal, en la localidad cacereña de Alcollarín; y otro escudo del castillo de Almorchón, en la provincia de Badajoz.

FIN DE LAS INVESTIGACIONES

Respecto a las más de 107.000 piezas intervenidas en España, proceden, en su gran mayoría, de 723 puntos arqueológicos expoliados en todas las provincias andaluzas y en las Comunidades de Extremadura, Castilla-La Mancha y Aragón.

La interceptación de este patrimonio se produjo en los cortijos La Tambora y La Vieja, en Ecija.

Del total de piezas arqueológicas, 106.816 han sido recuperadas en Sevilla, y las restantes (1.046), en Madrid; este patrimonio ha sido clasificado en 2.870 lotes, según su lugar de origen, y de éstos los más significativos (22) proceden de Sevilla, Córdoba, Jaén y Cáceres.

La operación se cierra con 142 expoliadores identificados y de entre los objetos robados destacan los conjuntos funerarios romanos e ibéricos completos del Bajo Guadalquivir; piezas escultóricas iberorromanas; colecciones numismáticas; piezas militares; y vajillas y vidrios.