Navidad Contreras no puede evitar el recelo cuando habla de la ley de dependencia. Ningún pero tiene para su espíritu o su enfoque, al contrario de lo que ocurre con su aplicación. En ese sentido tiene concretamente dos, dos muy grandes: la falta de respuesta a su padre, Antonio Contreras, fallecido recientemente, y a su hija Carmen, que tiene 22 años y discapacidad intelectual (con un grado del 75%).

Por eso, no duda en definir la normativa como "un camelo" que no funciona. De hecho, cuando explica su situación considera que es "la de mucha gente", pues antes de atender a este diario, cuenta, acaba de ver un reportaje en televisión sobre gente que no tiene noticias sobre sus ayudas, pese a necesitarlas con urgencia.

No es su caso, reconoce, ya que tanto ella como su marido son maestros en Santa Amalia, donde viven, y no tendrían problemas económicos para poder contratar a alguien que cuidara de su hija, si fuera necesario. Sin embargo, su demanda era que le adjudicaran un centro de día en el que Carmen estuviera atendida mientras ellos trabajan, lo que ha tenido que gestionar a través de Aprosuba 4, en Don Benito, "porque de la dependencia vinieron a valorar a mi hija y no hemos sabido nada más". Y así van ya más de dos años.

Pero más tiempo aún pasó el padre de Navidad esperando que le concedieran la prestación, que solicitó nada más aprobarse la ley. "Era muy mayor (falleció el pasado mes de septiembre a los 90 años) y tenía muchas dificultades --no podía andar, había que darle de comer...--, pero su cabeza estaba perfectamente y tenía calculado cuánto dinero íbamos a recibir sus dos hijas (unos 12.000 euros, calculaba él), que fuimos sus cuidadoras.

En vez de eso, hasta junio de este año --habiendo solicitado la ayuda a principios del 2007, nada más arrancar la aplicación de la normativa, que fue aprobada en diciembre del año anterior-- no recibieron su valoración y "un librito que explicaba como teníamos que cuidarle, como si no lo supiéramos", se queja. Igualmente, añade, no han tenido apoyo para comprar los útiles que han sido imprescindibles para atenderle en su última etapa, como una cama articulada.

Por todo ello, Navidad no duda en definir la ley como "una decepción total" y lamenta que se hayan generado tantas expectactivas que ahora se están viendo defraudadas. "La ley estaba muy bien enfocada, pero lo que hace falta es que funcionara, que no se quede en letras escritas, que desgraciadamente es lo que ha pasado".