Huyeron con lo puesto. Marruecos bombardeaba sin piedad la antigua colonia española obligando a miles de saharauis a buscar un refugio en el país vecino, en Tinduf, en el sureste de Argelia, en medio de la inmensidad del desierto, donde levantaron filas de jaimas para resguardarse del fuerte siroco y del sofocante calor. Han pasado más de 35 años y desde entonces aguardan una solución al conflicto del Sáhara Occidental para volver a la tierra de la que fueron expulsados tras la Marcha Verde que impulsó Marruecos en 1975.

También desde entonces, los campos de refugiados de Tinduf se han convertido en la meca de la solidaridad española. Al margen de los cooperantes que pasan allí meses y años, Tinduf recibe habitualmente la visita de numerosos españoles en misiones humanitarias, integradas por médicos, arquitectos o profesores. A lo largo del año suelen también visitar los campamentos las familias que en verano acogen en España a niños saharauis.

Proliferan además allí, en las llamadas zonas liberadas, las actividades culturales y artísticas. Estos días, por ejemplo, artistas de 12 nacionalidades participan en la V edición de Artifariti, el Festival Internacional de Arte del Sáhara Occidental, que pretende explicar el conflicto saharaui a través de las obras realizadas en el lugar por diversos artistas, informa Efe.

Es solo la cooperación internacional lo que ha permitido que las condiciones de vida mejoren en los precarios campos de refugiados. La luz se ha conseguido gracias a las placas solares distribuidas con la ayuda internacional, al igual que la tan preciada agua, mediante la construcción de cisternas.

Cada vez abundan más las casas de adobe. Múltiples tiendas de fruta, de móviles y peluquerías se han establecido a una velocidad de vértigo. Todos tienen acceso a la sanidad gracias a la medicina española y a la educación, tras la creación de escuelas que se consiguieron, sobre todo, con donaciones suecas. Pero también con la ayuda procedente de Extremadura.

La Asociación Extremeña de Amigos del Pueblo Saharaui se fundó en el 1994 y comenzó a trabajar sobre el terreno cuatro años después. La puesta en marcha de huertos en Dajla, Samara y N'jeila y otros familiares es uno de los trabajos más reconocidos de este colectivo en Tinduf, junto con el programa Vacaciones en Paz, por el que vienen decenas de menores saharauis a pasar los meses de verano con familias extremeñas. La mejora de la producción agrícola la llevan a cabo graicas a los fondos que la asociación recibe de la Agencia Extremeña de Cooperación Internacional para el Desarrollo y un convenio que se renueva anualmente con la Consejería de Agricultura.

Además de estos, la organización extremeña está desarrollando otros dos proyectos para dotar a los campamentos de refugiados saharauis de un sistema de comunicación y mejorar la calidad de vida de los ancianos, las personas que sufren discapacidad física y heridos de guerra saharauis del Centro Mártir Echereif. Esta acción se desarrolla desde hace años a través de un convenio con la Diputación de Badajoz.