Corren tiempos difíciles para el proceso de paz en Oriente Próximo y los palestinos que viven lejos de su tierra atisban con inquietud un desenlace incierto tras la muerte de su líder, Yasir Arafat. Mohamed Rashad, que lleva 30 años en Extremadura, piensa que "la paz con Sharon es totalmente imposible" porque en su opinión, "el sionismo internacional basa toda su teoría en tierras y en pueblos".

Este hombre sabe que Bush y Sharon se han comprometido a negociar con una dirección palestina distinta, "pero sabiendo cómo es Sharon, tienen que cambiar ellos".

Rashad no puede ser optimista. Estuvo hace tres meses en los territorios ocupados "y verdaderamente la situación era peor que cualquier situación de la Segunda Guerra Mundial: un pueblo cerrado, con controles, una situación muy difícil, las matanzas siguen y los ojos del mundo están cerrados". A pesar de eso reconoce que "el pueblo palestino está vivo y aguanta y aguantará". Rashad confía en su pueblo, apunta que Arafat consiguió poner encima de la mesa internacional el problema palestino, porque antes del 65 Israel lo consideraba un problema interno "y él lo sacó a la palestra". Ahora, su muerte no supondrá un retroceso, "porque el pueblo palestino es un pueblo muy maduro y él sabía que tenía sucesor".

Algo más optimista se muestra Hamadi Sharif, un oftalmólogo que lleva 14 años en Badajoz. Sharif confía en que el primer ministro israelí cumpla su compromiso, "la situación depende de lo que manden los americanos y los israelitas", dice.

Rashad y Sharif pensaban llamar anoche por teléfono a sus familiares de Palestina "si Dios quiere". Lo hacen cada semana. Esta vez, con inquietud.