La inseguridad ciudadana, la inmigración irregular, la marcha de la economía y la política exterior también tuvieron cabida en la entrevista. El presidente excluye que la sociedad española, inmunizada contra los brotes xenófobos, acabe vinculado la inmigración a la delincuencia.

--La oleada de asaltos violentos, especialmente en el litoral catalán, ha generado una cierta psicosis. ¿Está justificada, con los datos en la mano?

--Más que psicosis, yo diría inquietud. Siempre hay que mejorar los datos de seguridad ciudadana. Esta es una sociedad que, por su desarrollo urbanístico y en otros ámbitos, exige más esfuerzo; pero nuestros datos de delincuencia no están en absoluto entre los peores de la UE. Ahora bien, en tanto que haya ciudadanos que sufran delitos, robos y violencia, nunca nos podremos dar por satisfechos.

--Al hilo de estos asaltos ha vuelto a emerger el debate sobre los límites de la seguridad pública y la necesidad de recurrir a la protección de empresas privadas.

--Desde mi punto de vista, el Gobierno debe garantizar la seguridad. Su responsabilidad es hacer todo el esfuerzo que esté en su mano para garantizar la seguridad. Es evidente que no vamos a prohibir la seguridad privada, y si hay ciudadanos que pueden recurrir a ella, están en su derecho de hacerlo. Pero mi compromiso, mi responsabilidad y mi filosofía es que la seguridad pública tiene que llegar a todos los ciudadanos, o al menos hay que intentarlo.

--Las últimas bandas desarticuladas estaban formadas por rumanos, que pronto serán ciudadanos de la UE. ¿Tiene la impresión de que este fenómeno irá a más?

--A las bandas organizadas no las podemos juzgar por su nacionalidad. Quien delinque no tiene nacionalidad; su nacionalidad y su carnet de identidad es el de delincuente. Esto siempre se produce en otros países donde la inmensa mayoría de sus ciudadanos son honrados. Debemos tener cuidado con eso.

--Pero lo cierto es que buena parte de estas bandas proceden de países del Este de Europa.

--Sí, eso es verdad. En esos países ha habido una delincuencia que se ha ido organizando en los últimos años. Pero creo que cada vez hay más eficacia, inteligencia, coordinación e información entre los países de la UE. Cara al futuro tenemos mejores condiciones cada día para poder resolver este problema.

--Senegal ha suspendido la repatriación de inmigrantes sin papeles procedentes de España por los incidentes del primer vuelo. ¿Es un revés para su política disuasoria frente a la inmigración ilegal?

--Trabajamos en favor de las políticas de repatriación, y Senegal se ha comprometido a colaborar. Quizá haya que revisar el proceso de repatriación, pero tenemos la confianza de que se seguirá produciendo.

--¿Aprecia algún riesgo de que el binomio inmigración-delincuencia cale en la opinión pública española?

--Confío en que no, porque la sociedad española tiene valores profundos de solidaridad. España es una sociedad abierta que rechaza cualquier actitud que pueda alimentar la xenofobia o el racismo.

--Proliferan los ´mileuristas´ mientras España atesora un tercio de los billetes de 500 euros de todo el mundo. ¿Qué le sugiere?

--Por un lado, que tenemos que mejorar la calidad del empleo, sobre todo de los jóvenes. Ya hemos subido el salario mínimo --que será de 600 euros en el 2008--; hemos firmado el acuerdo para la reforma laboral, que reducirá la temporalidad; e impulsamos la productividad. Por otro lado, es cierto que no es buen síntoma que haya dos billetes de 500 euros por español. El plan de prevención contra el fraude aumentó el año pasado en más de un 40% las actuaciones de control, y en un 14% la recaudación.

--¿Por qué no acaba de descollar el Ministerio de la Vivienda?

--Soy consciente de las dificultades que tienen muchos jóvenes por la vivienda y la calidad del empleo. Por eso hemos firmado un acuerdo que transformará en indefinidos un millón de empleos temporales, y hemos elaborado un Plan de Vivienda para que los jóvenes puedan acceder a un piso. Actuamos en muchos frentes, pero conocemos la amplitud del problema.

--¿A quién beneficia y a quién perjudica el bloqueo de la opa de Gas Natural sobre Endesa?

--Parece claro que la operación, sujeta a las condiciones aprobadas por el Consejo de Ministros, mejoraba la competencia tanto en el mercado del gas como en el eléctrico. La operación habría sido beneficiosa para los consumidores. Pero el Gobierno está para velar por el interés general dentro del respeto a la libertad de empresa y, por supuesto, de las decisiones de los órganos reguladores y la justicia.

--Con la política de nacionalizaciones de Evo Morales, ¿qué expectativas de futuro tienen las empresas españolas en Bolivia?

--Las decisiones de Morales han cambiado las condiciones en que trabajan allí nuestras empresas. No nos gustaron las formas, sin diálogo previo, y así se lo hicimos saber. Le pedimos que los nuevos contratos se negocien bilateralmente, y Morales me ha asegurado por carta que así se hará. Son compatibles los derechos e intereses del pueblo boliviano con los derechos e intereses de las compañías españolas que han invertido en el país. Se trata de encontrar el punto de equilibrio.

--Dos años después, ¿cómo ha afectado la retirada de Irak a las relaciones con Estados Unidos?

--Esta decisión, que provocó un distanciamiento muy importante, era un compromiso con los ciudadanos, y el tiempo ha demostrado que era acertada. Las relaciones comerciales van bien, y en el terreno político los contactos a alto nivel son frecuentes y cordiales. No estamos de acuerdo en todo, pero nos respetamos mutuamente y colaboramos en muchos ámbitos.

--Tampoco las relaciones entre el Estado y la Iglesia atraviesan por su mejor momento. ¿Qué mensaje transmitirá en julio al Papa?

--Es evidente que tenemos puntos de discrepancia con la Iglesia, pero también es cierto que trabajamos juntos en educación, sanidad, cooperación... Iré a ver a Benedicto XVI con todo respeto, el que me merece la fe de muchos españoles, y le explicaré que yo también me debo a los millones de españoles que esperan que nuestro programa de Gobierno se cumpla.