"Lo mejor son las clases prácticas: elaborar medicamentos, realizar análisis de sangre...". Son palabras de Pilar Avelino, una de las alumnas del ciclo medio en Farmacia que el Instituto Hernández Pacheco, también de Cáceres, lleva varios años impartiendo. Habla con entusiasmo, a pesar del agobio de los exámenes y de que el periodo de prácticas está a la vuelta de la esquina. Pero lo tiene claro: "Aunque desconocía su existencia hasta que lo descubrí por internet y a pesar de que al principio me pareció complicado, me gusta mucho y espero poder trabajar en esto", explica con cierto entusiasmo, convencida de dar el salto al mundo laboral sin problemas. "Y si no, seguiré formándome en algo relacionado".

Le avala una de sus profesoras, Francisca Sánchez. Ella, junto a Pilar Solís y Fernando Graña, llevan la formación de este ciclo y del que estrenan en este curso: Higiene bucodental, de Grado Superior. "La salida más abundante, porque es la más directa, es la mancebía. Pero tienen otras posibilidades, porque aprenden a hacer análisis clínicos y seguimientos dietéticos, por ejemplo. O incluso les insistimos en la posibilidad del autoempleo, en que monten una parafarmacia, que no exige el título de farmacéutico", indica Francisca Sánchez.

Bajo el punto de vista de los docentes, "la inserción laboral en estos momentos es muy buena, porque hay mucha oferta" y quizás por ello, aquí también, hay listas de espera para cursar estos estudios. "De hasta 100 alumnos", apuntan en el centro educativo.

Cambio de actitud

Otra de las circunstancias que destacan en el seno del ciclo de Farmacia es que los estudiantes logran frutos que van mucho más allá de la preparación de medicamentos y el control de los programas informáticos utilizados para la gestión y venta en las farmacias. "Muchos vienen con la sensación de fracaso y la autoestima baja, pero al cabo del tiempo, cuando empiezan a disfrutar de esto, se empiezan a sentir importantes y comienzan a crecer. Y que conste que se trata de unos estudios exigentes, que aquí no se regala nada", insiste Francisca Sánchez mientras sus alumnos realizan uno de los primeros examenes del último trimestre y Fernando Graña se prepara para las clases en el laboratorio. Quizás sea una de las últimas ocasiones en las que Pilar y sus compañeros disfruten de este espacio, en unas semanas estarán detrás del mostrador de cualquier establecimiento farmacéutico. "Esto debe ser un trampolín para crecer", afirma.