"He pasado mucho miedo, tuve que subir a la planta de arriba porque aquí me ahogaba, el agua nos llegaba por la cabeza. Las puertas se abrieron por la fuerza del agua, que ha destrozado las habitaciones y la cocina en la que hacía mis rosquillas. En el patio se ha derrumbado el muro", contaba Ricarda Martín desde su casa en San Blas.